José de Santa Teresa
Vida del V. P. Fr. Tomás de Jesús
CAPÍTULO I
Patria, padres y estudios del V. P. Fr. Tomás de Jesús, fundador de muchos Conventos en ambas Congregaciones
[p.
675]
1. Tan falto me hallo de caudal para pagar a los
meritos crecidos del V. P. Fr. Tomás de Jesús deuda de su alabanza, y perpetuidad
de su memoria, quanto lleno, y sobrado de obligaciones para hazerlo. Fue de los hijos mayores [p. 676], que ha tenido la Religión y el que después de
sus dos primeros padres, Teresa y Juan, que le dieron el ser, más la ha
ilustrado. Porque si algunos lo hicieron con sus virtudes, otros con sus
escritos, y muchos con su acertado gobierno, y no pocos los que con grandes
trabajos la procuraron dilatar dentro y fuera de España, en el Padre Fray Tomás
concurrieron todos estos resplandores de grande y en ninguno fue inferior a los
demás. Su virtud, émula de los Antonios e Hilariones, le hizo reparador de los
yermos y en ellos renovó las virtudes y maravillas de nuestros antiguos padres.
Escribió más libros que ninguno de los Descalzos que alcanzó. Y en el provecho,
gravedad de ellos y varia erudición, si no es el primero, no es el segundo.
Dilató la Orden no fundándola dos o tres conventos, sino tres provincias en
Francia, Flandes y Alemania, demás de otras conventos que en España la fundó.
En el gobierno pocos le igualaron, porque su capacidad, su condición, sabiduría
y experiencias, le pusieron sobre muchos, porcuyas prendas y calidades, monjas
y frailes, propios y extraños, naturales y extranjeros, en España, Italia,
Francia, Flandcs y Alemania, son lenguas de sus loores. Y si Polonia, Persia,
Goa y la Abasia (¿Abisinia?) no le vieron, gozaron de sus frutos, ya en los
misiones que allí se hicieron, alentadas y decretadas por su consejo y
dirección, ya en los libros que imprimió, de que se valen hoy sus operarios. Para noticia de todos se han recogido gravissimas
relaciones de diferentes Provincias, de las quales en este año de 1627 a que
llegamos, procuraremos componer (y ojalá que felizmente) la suya.
2. Nació este singular varón el año de 1564 en
Baeza, Ciudad noble y antigua en el Obispado de Jaén a donde fueron sus padres Baltasar
de Avila, y Doña Teresa de Herrera, a quien dieron renombre de Reyna su
condición Real, y singular hermosura, que conservó hasta sus posteros años. No
igualó su hazienda con su nobleza antigua, y conocida, pero su Christiandad fue
tal, que pudiera añadir nuevos resplandores a las primeras de España, y el
govierno de su casa tan prudente, que sustentó muchos hijos, y gastos, como si
les sobrara la hazienda. Por esto se la dio Dios muy crecida en los hijos, que
se la entraron en casa a montones, ganada con tales méritos, que merecieron ser
el espejo, y honor de su República. Martín,
Francisco y Rodrigo fueron Priores de los Prioratos más ricos del Obispado,
Doctores de esta Universidad, Catedráticos, Rectores y columnas firmes de ella;
y el segundo, después de leer la Cátedra de Prima más de veinte años, y ser
Patrón de las Escuelas, juntó una copiosa librería, que dejó a nuestro Colegio.
El cuarto fue Alonso, que siguiendo la Jurisprudencia en la Real Chancillería
de Granada, se hizo en ella famoso, cuya hija, casando en aquella ciudad con
don Baltasar de Vivero, dejó noble sucesión. Tales fueron los hermanos de Díaz Sanchez de
Avila, que aísi le llamaron en la Pila a nuestro Tomás: de suerte, que nació
rodeado de sabiduria, y valor, porque fue el tercero de su Casa.
3. En los primeros años descubrió que le criaba
la Sabiduría para Maestro, porque primero aprendió a leer, que a hablar; y
quando apenas sabia andar, escrivía con destreza. Quando se graduó de Bachiller
en Artes (después de aver pasado su Curso con tanta velocidad, que parecía aver
juntado el fin con el principio) fue necesario hazerle unos zapatos de muchos corchos
para que alcanzara a sentarse en la piedra. Entró en la Teología, y a pocos
passos dexó atrás á los que le iban muy adelante, con gusto de ellos, viendo
que les arrebataba el palio Díaz Sánchez, querido de todos, y en el aprecio de
todos el más digno. Con estos dotes naturales ni cabía en su casa, ni en
su Obispado, aunque tenía muy ciertos los premios de letras, que en él hay, ni
en el Reyno, ni dentro de su corazón, porque el Señor, que lo llevaba a donde
ni él quería, ni sabía por entonces, todo se lo apocaba, dejandole en el alma semilla
de mayores pensamientos. Con los de Jurisconsulto, a que le aficionaban su gran
prudencia, y equidad, pasó a Salamanca el año de 1583. En ella fue admirado de sus
condiscípulos, estimado de sus Maestros, buscado de los hijos de los seniores,
pretensores de su amistad, y cercado de la Nobleza de España.
Era de rostro agradable, como hijo de madre,
realzado, de suave gravedad, de conversacion discreta, de costumbres suaves y y
trato decente y vivo en los dichos, y sales, entretenido con decencia en las conversaciones;
prudente en los consejos, de que aquella edad, y vida necesitan. Unos le
prometían cátedras, otros le aseguraban plazas, y a él le parecía todo poco, sín
saber porqué.
4. Cobró grande amistad con el Maestro Céspedes,
natural de Granada, Mercurio
entonces de Salamanca, de cuya peregrina erudición en letras humanas, y suave
lengua colgaba la flor de aquella Universidad, y eran cadenas de oro sus
palabras. Un día,
entre otros, tratando de los libros que más puramente hablan la lengua Española,
le alabó Céspedes los de nuestra Santa Madre Teresa de Jesús, diciéndole quan sin
arte vencía en el lenguaje, y adornos de él quanto los Griegos, y Latinos con estudio
y sudor avían inventado: Tal juizio hizó aquel eminente Maestro de los libros
de esta eminentísima Doctora. Goloso de este cebo, buscó sus Obras, y
hallándolas manuscriptas, porque aun no se avían impresso, de manera le cautivó
la pureza del lenguage Español, la viveza de las comparaciones, la
discreción en el razonar, la fuerza en mover los afectos, la propiedad de los
atributos, la gala de las metaforas, y alma de las sentencias, con que sin
pensar se halló cautivo, y en cadenas, y queriéndolas romper, solicitado de sus
esperanzas, no pudo; porque eran voluntarias. Buscóse, y no se halló, fino en
su lugar un Carmelita Descalzo, hijo de Santa Teresa, y trató de reducirse a su
gremio.
5. Aunque esta resolución avía sido firme, no tan
prompta, que saliesse de lo secreto de su corazón, hasta que viendo a su amigo
Don Fernando del Pulgar y Sandoval (en el Habito Fray Francisco de Santa María)
huir del siglo un mes después, que fue a los principios de Abril de 1586,
siguió sus pasos, con admiración de la Escuela. Llevaronle al Noviciado de
Valladolid, donde aquel gran Padre Fray Blas de San Alberto estaba por Maestro
de Novicios. Eran a la sazon más de treinta, y quando entró Fray Tomás (que así
se quiso llamar, por devoción al de Aquino) no quedó más que uno; porque era el
corazón de todos. Estimábanle, amabanle, y más él, que tenía mayor talento y
mejor sabía ponderar mucho que en aquel sugeto se encerraba. Para esto no era
necesario hablarle, sino verle, porque en todo su persona representaba
prudencia, devoción, humildad, agrado, y rara sencillez, no para ignorar el
mal, sino para distinguir el bien de su contrario, sin necesidad de las cabilaciones,
que otros llaman prudencias. Aunque su delicada complexión no le ayudaba mucho a
los rigores de ayunos, silicios, y vigilias, lo compensaba en humildad,
obediencia, silencio, y oración, con que se singularizaba entre todos, y en lo
demás se arrojaba sobre sus fuerzas, porque las fortalecía con el fervor del
espíritu.
6. El Maestro, que luego conoció que avía
recibido un grande estrivo de su Religión, aunque con sagacidad, le trataba en
lo publico como a todos, humillándole, y enseñándole a ser niño, y riñéndole, y
castigándole con severidad las sombras de faltas, e imperfecciones; en lo oculto
lo tenía por ayudante,y consejero, porque su desengaño, y muchas letras ya le
avían graduado en la Escuela espiritual, y así eran sus resoluciones, y consejos
prudentíssimos. No los gozaba solo el Noviciado, sino el Convento también,
porque el Padre Fray Gregorio Nacianceno, a quien llamaron el Prudente, porque
lo fue mucho, siendo entonces Definidor y Vicario Provincial, apenas se
apartaba de su lado, confesando con esta acción lo mucho que esperaba del
Novicio. Avíale encargado la Religión a él, y al Padre Fray Luis de San
Gerónimo, Prior de aquel Convento, hiziesen un Ordinario, para govierno del Coro,
Altar, Oficinas, y exercicios Conventuales; y como las continuas ocupaciones no
les permitiesen trabajar en esta obra, conociendo la capacidad de Fray Tomás, se
la encomendaron, aún no aviendo entonces prosesado: aunque estrañó la resolución,
abrazándola por obediencia, pidió que le trajesen los Ordinarios de las
Religiones, los Ceremoniales antiguos, y modernos de la Iglesia, los Derechos,
y Autores que tratan de las costumbres antiguas Eclesiasticas, y haziendo la
idea de toda la obra, en poco mas de tres meses sacó la mas acertada, mas sazonada,
y discreta, que en la materia se avía visto; y comprobólo el efecto,
porque después de impreso fue buscado , y celebrado nuestro Ordinario de las
Religiones más curiosas, y aunque se ha dejado mucho de él, por seguir las
nuevas Ordenes Romanas, hasta oy dura su memoria en la Religión, y conocidala
capacidad del Padre Fray Tomás; que desde d Noviciado supo sacar obras tan
perfectas.
CAPITULO II
Después de profeso lee Teología en Sevilla, y Alcalá, idea y practica la vida de los Desiertos y pasa a ser Prior de Zaragoza
1. Cumplido el año del Noviciado, por Abril de 1587, hizo su Profesion
en manos del Padre Fray Gerónimo Gracián, Vicario Provincial de Portugal, a
tiempo que se celebraba en aquella Casa Capítulo, con que pudieron los Prelados
dar el parabién del nuevo hijo a la Religión, y prometerle lo mucho que la avía
de beneficiar, después con sus talentos. No queriendo que estuviessen ociosos
el Padre Fray Gregorio Nacianceno, Vicario Provincial, que entró a ser de la
Provincia de Sevilla, y Portugal, negoció después de dos años que asistió en
aquel Convento por Maestro de Estudiantes, y averle ordenado de Sacerdote, que
pasase a Sevilla leer la Teología Escolástica. El temple húmedo, y calido de
aquella Ciudad, no le era favorable, y así le gastó el calor natural, le quito
el sueño, le acabó las fuerzas, que pareció avía de ser de mas estorvo en la
Religión, que de provecho. No obstante su indisposición, su afición a los libros, y a la obligación, de suerte le animaba,
que de su falta de salud hazía medio para darse mas a las letras. Como no
dormía de noche, velaba en oración, y en discursos de importancia. Tenía casi siempre
cerca de si luz, tinta, y pluma, y tomando el sueño á sorbos, á la mañana tenía
más trabajado, que si fuera muy entera su salud. Tuvo siempre pensamientos de
provecho, y así eligió las materias que avían de darlo a la Religión, y sobre su
ordinaria lectura, hizo el primer borrador de los Comentarios a la Regla de San
Alberto, y otras obras de igual erudición, que importancia.
2. Como no medía el poder de Dios con sus
fuerzas, acometía grandes cosas con el deseo: una fue, resucitar en la Religión
el espíritu de vida Eremítica, en que nuestro Padre San Elías la engendró, y la
reengendró nuestra Madre Santa Teresa. Llevado de este pensamiento, en que sentía
gusto, y utilidad, se entretenía en leerlas alabanzas de la vida solitaria, las
Reglas de los Ermitaños antiguos, y Constituciones de la Camandula; y sacando
de su consideracion, que hazer del todo Eremítica la Religión, que ya era
Mendicante, no le era conveniente, ni aún poísible, procuró abrazar estas dos
vidas, y hermanarlas de suerte, que una fuesse ayuda de la otra, para que así
como la mar, y la tierra truecan sus ganancias con crecidos logros de ambas,
así la vida Cenobial de los Conventos, y la Eremítica de los desiertos, trocasen
los suyos, como San Gregorio Nacianceno dice averlo hecho el gran Basilio
quando redujó a mas conveniente modo los Ermitaños del Ponto; y con los hijos
de San Benito, San Romualdo también en su Camandula. Con este intento, como si
ya tuviera las manos en la obra (tal es el animo de los que fundan en Dios sus
esperanzas) hizo un bien
pensado papel, en que
mostraba, que siendo nuestra Religión por nacimiento Eremítica, como también
nuestra Regla lo es, no era justo, ni honroso privarla de el derecho de
Ermitaña, a título de Mendicante, que pudiendose juntar las dos vidas en una,
resultaba en los Prelados estrecha obligación de hacerlo, en que discurría muy sabia,
y prudentemente. De aquí pasó a señalar el modo de esta concordia (que es el
que ya está en uso) respondiendo ultimamente, y allanando las dificultades, que
así en la teórica, como en la práctica se le ofrecían, y que son inevitables en
semejantes assumptos.
3. Aunque el Señor, que avia plantado esta semilla
en su animo, le espoleaba, también le detenía el verse solo en la pretension, y
assi olvidando entonces el papel, dexó a su Magested que le diesse el aumento
que sus fuerzas no podían. No tardó mucho, porque hallandose en Sevilla con
tanta falta de salud, passó a los fines del año de 91. á Alcalá con su oficio
de Lector, y Vice-Rector de aquella Casa. Llegando pocos dias después el papel
á manos del Padre Redor Fray Juan de Jesús, y él leidole con gusto, de suerte
le llenó, que añadió nuevas brasas al fuego del Padre Fray Tomás, para que lo
comúnicasse con algunos Religiosos graves, ofreciendo su intercession con los
Prelados. Sintiendo en todos calor, lo trató con el Vicario General, de quien fue
tan bien recibido , que ordenó se tratasse luego de la execución, buscando sitio
que fuesse más conveniente. Hallóse en el que llaman de Bolarque, en las
vertientes del Tajo, no lejos de Almonacid de Zurita, encomendando al Padre
Fray Tomás la disposicion, y el executarla al Padre Fray Alonso de Jesús María,
que después fue dos vezes General, se tomó la posesión y comenzó la fabrica con la p0breza y fervor,
y providencias del Señor, que en el Tomo segundo de esta Obra se dixo. Quedó el
Padre Fray Alonso por primer Prelado por aver de bolver el Padre Fray Tomás á
continuar su lectura; mas porque era el primero, y principal Autor, dixo la
primera Missa, y quedó fundada la primera Casa de Desierto en nuestra Descalcez
,que después han imitado las demás Provincias, confesando todas al Padre Fray
Tomás por Autor de la vida Eremítica, y verdaderamente Angélica, que en ellos
Conventos de soledad practican nuestros Descalzos.
4. Vuelto á Alcalá, bolvió con él la vidal del
Colegio, porque su vista, su conversacion, y exemplo, á todos la comunicaba. Teníales
robados los corazones de suerte, que no sabian apartarse de él, ni les dexaban
apartar sus conocidos provechos. El verle era consuelo, el oírle satisfacción,
el comunicarle espíritu, y él tan ajuílado al de la Comunidad, que como maná satisfacía
á todos, y á cada uno. Con los favores del mejor temple, lo era ya su salud, y
aviendo dexado los reparos de ropa ,y comida, que usaba por falta de ella, se
acomodó en todo al común, como siempre havía deseado. El exemplo que dio en
todas las virtudes, sin ser pesado en su práctica, no acaban de ponderar los testigos
de aquel tiempo. Nunca le hizo dificultad acción humilde, antes las buscaba, y
se valía de sus letras para su mayor humildad: el retiro de la celda era como
de quien conocía lo embarazosas que son las criaturas al varón contemplativo :
en ella no tenía rato ocioso, porque ya escriviendo, ya orando, enriquecía a sí,
y a otros de enseñanza: con no estár sin ocupación, siempre que alguno lo necessitaba
le hallaba desocupado, y era notable el amor, y la solicitud con que lo consolaba,
y recibía. Quien solamente le halló aspero fueron sus propios sentidos, á
quienes traía tan refrenados, que no les permitía que entrassen en su corazón,
ó le turbassen: en sus palabras, como en todas sus acciones,era purissimo,y
ninguna salía de su boca, que no ordenare á mejorar el alma, o a algún fin santo,
y honesto. En la pobreza, assi en su persona, como en su celda, y alhajas, fue
tan estremado, que la tenía por su tesoro, y poniendo en ella el corazón, le
vieron algunas vezes absorto y como elevado, mirando una imagen de el Archipobre
, y Seráfico Padre San Francisco, que le avivaba la que avía tenido Christo, su
Maestro en el Pesebre, y la Cruz.
5. Hallando en esta ocupación hasta el año de 1594,
en que trabajó, entre otras obras, algunas materias Escolásticas, que después
mejoró , y oy possee en Roma el Convento de la Escala, trató el Difinitorio de
embiar Prelado al nuevo Convento de Zaragoza , porque el Padre Provincial Fray
Alonso de los Angeles, que un mes antes le avía fundado, passaba á visitar los
demás de su Provincia: Fundación en tan ilustre Ciudad, pedia un sugeto grande,
y embiaron al Padre Fray Tomás, fiando de su capacidad, letras, y cortesía el
credito de su Religión, y el deseo de gozarla que tenían otras Ciudades de
aquel Reyno. Entro (dice nuestro muy Reverendo Padre Fray Estevan de San Jofeph,
General de la Ordenm en la deposición,que hizo del Padre Fray Tomás) con
grande opinión de santidad, y letras, y esta fue creciendo cada día al passo
que le fueron tratando, y conociendo i porque el exemplo y obfervancia,
recogimiento, y pobreza que professaba, causó tanta admiración en aquella gran
Ciudad, que lo miraban como a persona celestial, y venida del otro mundo i y de
tal manera plantó este su buen efpíritu en aquella Casa, que hasta oy se
continua en la opinión y en el hecho; y puedo yo hazer buen testigo de ello,
por avía sido allí y en aquel tiempo su Novicio y recibido la Profeción de su
mano.
6 Tuvo este Venerable Padre (segun en la fundación
de esta Convento se se ápuntó) entre otros dones del Cielo uno muy singular, y
mayor que otro alguno de su tiempo, que le hazia señor de los corazones de grande
esfera, y capacidad, que con Arzobispos, Cardenales, Principes, Reyes y
Pontífices le hizo sobremanera acepto, y en Zaragoza assi le acompañó, que le
hizo como dueño absoluto de todo lo noble, y grande. El Arzobispo, el Virrey,
los Magistrados, Titulos, y Cavalleros, tenían el consuelo en sus visitas, porque
su discreción, su talento , su espíritu era un hechizo sabroso, que le
grangeaba la possessión, y era tan señor de sus voluntades, como de sus arcas,
y tesoros. Vióse efto en lo que le ayudaron á la fabrica del Convento, y al sustento
de sus Conventuales, pues como nota el muy doctó Padre Fray Diego Murillo en
la Historia de aquella Ciudad, entrando el Venerable Prior, y hallándolos desacomodados,
con solas las limosnas de los fieles compró sitio, y en poco más de un año estuvo
perfectamente acabado aquel Convento, y lo dexó para después con muchas
comodidades. Eran tantos los regalos que le embiaban, que temiendo en ellos se
abría puerta á la relaxación , se los volvia á los mismos bienhechores.
Cayendo casi todos enfermos , vinieron á servirles las personas mas nobles de
la Ciudad, y fue tanto lo que cargaron la Casa de regalos, que después de gastar
tres meses que duraron las enfermedades, se hallaron arcas de sobra, y dispuso
el Padre Fray Tomás se llevassen al Hospital, y diessen á los enfermos. Sentía
más el santo varón esta abundancia, que pudiera en otros la pobreza, y assi solía
decir, que temía no se perdiesse aquella Casa por la sobrada abundancia de lo
temporal. Confirmó el dicho con el exemplo, pues como una tarde a la hora de
cenarle tardasse el Hermano que traía el pan de limosna, no quiso que aguardassc
la Comunidad, antes lleno de alegría de que se ofreciesse aquella ocasión, entró
con los demás al Refectorio, y echada la bendición á la mesa, y oido un rato de
lección, sin comer bocado se levantó como de una mesa explendida. Dadas las
gracias vino el pan, pero no quiso que la Comunidad bolviesse al Refectorio,
porque no pareciesse necessidad lo que era gusto, ni los Religiosos quisieron ,
movidos de la mortificación, y exemplo de su abstinencia.
7. En la fabrica interior no fue menos industrioso,
y vigilantre. Como era aquella Casa la primera en Aragón, y desde su fundación
comenzó a ser de Noviciado, sentó con su exemplo y enseñanza tan alta perfección,
que conmovió en admiración a toda la Ciudad, y no parecía (dice un testigo
grave ) que tenía hombres, sino Angeles por subditos. Con su gran prudencia, singular
agrado, ternura en la Oración; fervor en el Coro, aliento en la penitencia i
aprecio de las cosas de Religión, y singulár magisterio en governar almas,
atraía a quantas comunicaba con grande aprovechamiento. Añadióse a la fama que
le seguiade docto, la experiencia, porque mostrando, assi en los Sermones, como
en los argumentos (que entonces no se avía hecho la Constitución que en publico
los prohíbe) que era no menos santo, que docto, le consultaba todos los Estados,
y Tribunales, y comunmente le llamaban el Mozo sabio, porque el ser lampiño
de cara le hazia parecer de poca edad, aunque de muchos años su rara
sabiduría. El amor, y estima, que le merecieron estas prendas, se conoció en una enfermedad grave que tuvo,
enbiaronle los señores Arzobispo y Virreyes sus médicos, entró en cuidado la
Ciudad, y en tanto los religiosos, que aunque supieron de la bendita Madre
Isabel de Santo Domingo, celebre en profesías, y milagros, y Priora entonces de
aquella Casa, que no moriría de aquella
enfermedad, porque le guardaba su Magestad para gran obrero de su Viña, uno de
ellos, llamado Fray Bernardo de la Madre de Dios, viendole ya deshauciado, y la
gran falta que havía de hazer a la Orden, acudió a la oración, y con muchas
lágrimas pidió al Señor se sirviesse de recibir su vida por la de su santo
Prelado. Viendo su verdad, admitió la
Magestad el deseo, y gozoso con la respuesta, se dispuso (como ya escrivimos en
su lugar) murió muy alegre, porque con su muerte alargaba la vida del Venerable
Padre.
CAPÍTULO III
Elígenlo Provincial de Castilla la Vieja, comienza a imprimir algunos libros, y funda el Santo Desierto de Batuecas
1. Aviendo cumplido su trienio en Zaragoza, el año de
1597, en que nuestro Padre Fray Elías de San Martín celebró Capítulo General
intermedio, salió electo el Padre Fray Tomás en Provincial de Castilla la
Vieja, oficio que (contra la repugnancia que a todos tenía ) admitió con gusto,
por pagar con nuevos, y más fervorosos
servicios el ser Religioso, que en aquella Provincia recibió. No menos se alegró ella, parque desde que le
admitió por hijo, le veneró por Padre; se prometió muchas mejoras, que luego
comenzó a experimentar en su govierno. En oficio mayor despidió mayores luzes,
y su gran prudencia, discreción, y trato afable, a todos los sujetó primero que
el oficio. Mandaba con autoridad no con imperio, y como tenía su voluntad tan
sujeta a la razon, todos tenían la razon sujeta a su gusto, y voluntad,
declarando (como dice Seneca) que solo puede sujetar a otros dulcemente él que
puede sujetarse a si mismo: con que estaban todos en sujeción, y ninguno con
violencia. Acudía con amor a sus necesidades, dirigía con prudencia sus
acciones, corregía con templanza sus defectos, y con mayor cuidado procuraba
establecer la paz entre los mayores y menores, sabiendo que la Comunidad es
instrumento, que teniendo las cuerdas disonantes, en vez de lisongear,
atormenata los oídos. Tenía para esto un gran socorro de nuestra Madre Santa
Teresa, la qual como le traxó a la Religion por medio de la lección de sus
libros, y él en sus obras mostraba serle hijo tan fiel, la tenía tan obligada,
que afirman graves tesligos, que algunas vezes le fue acompañando visiblemente
en los caminos y en los Conventos enseñaba lo que avía de hazer y decir en las
visitas.
2. Pero
justo es nos diga esto un testigo mayor de toda excepción, y de vista, cómo N.
M. R. P. General Fray Juan del Espíritu Santo: En su govierno (dice) juzgué siempre
tenía gran prudencia, y suavidad, junta con una muy religiosa entereza; y
diciendolo todo en una palabra, concurrían en el las dos partes que el Profeta
Rey dice
en el Psalmo 24: Dulcis, et rectus
Dominus, que
son las condiciones que hazen perfecto y cabal a un Legislador, Juez, y Prelado. En la [p. 683] observancia
era tan exacto y puntual, que le vi algunas vezes quando era Difinidor General
y lo mismo me dicen hazía siendo Provincial que la misma tarde que llegaba
de camino de fuera del Lugar iba tomar diciplina con la Comunidad, escusando
este, y otros alivios que por razón del camino pudiera tomar, -y
siendo muy parco en los demás que le daban, y por esta razón se usan entre
nosotros. Hasta aquí este tan grave, y calificado testigo, y
de su dicho se infiere, que siendo dulce y recto, tendría todos los requisitos
de un perfecto Superior, y siendo en sí tan sumamente mortificado, y
penitente, un exemplar que haría también perfectos a sus súbditos.
3. No
contento con procurarlo en sus pláticas, visitas y exortaciones, quiso
darles por escrito su obligación, y los medios con que podían obrarla; para la
qual en acabando de dar buelta a los Conventos se volvía al de Salamanca, dónde por la comodidad de
tiempo, libros y consultas, la tuvo para sacar a luz, o limar los que ya tenía
trabajados. El primera que imprimió fue de la Antiguedad y Santos de la
Religión (obra muy importante, aunque
brave), en el qual, con igual claridad que erudición, continuó la linea
Profética desde nuestro Padre San Elías, hasta nuestros tiempos. Aviéndoles
enseñado su origen, y Padres, a quien debían imitar, les mostró el
camino, que era el cumplimiento de la Regla que profesaban, y así imprimió
unos doctos Comentarios a la primitiva de San Alberto Bercelense: obra
de las más bien sazonadas, que de nuestra Descalcez han salido porque demás de
ser muy importante para allanar algunas dificultades que avía en su
inteligencia, son las materias tan
graves, el metodo tan claro, el estilo tan propio, las resoluciones tan
acertadas, que nadie lo ve que no quede con satisfacción, y no venere su
gran talento, y juizio, según depone el Padre Fray Francisco de Santa Marría
averselo oído decir en Salamanca al Padre Doctor Francisco Surez alabando al
Autor con palabras bien ponderativas. A esto se añadió el Compendio de los
grado de oración (aunque se imprimió después) recopilado de los Libros de
nuestra Madre Santa Teresa, en el qual encadenó sus sentencias y palabras, con
no menos dulce, que elegante trabazón, para dar con más facilidad noticia de la
materia de oración, que es alma de nuestra Regla.
4. Entre
estos, y otros muchos beneficios, que recibió la Religión de este gran Padre,
y siempre le agradecerá, fue el aver inventado, o restituido las colaciones,
que llamamos espirituales. En las recreaciones ordinarias, que depués de comer
se permiten a los Religiosos para desahogo del encerramiento, y silencio de
todo el día, acostumbraba el Venerable Padre (cómo tambien otros de los primeros)
mezclar con gran prudencia lo dulce con lo útil, para que juntamente con
recrear el cuerpo, tuviese aprovechamiento el alma. No contentandose con solo esto,
trazó una espiritual conversación, o conferencia en que a la manera de las
colaciones antiguas de los Padres podía cada uno decir su parecer respondiendo a
lo que se proponía. Unas vezes era la colación de la naturaleza, y obras de las
virtudes: de los medios para alcanzarlas: de los remedios para guardarlas, y
defenderlas: por el modo con que se avian de exercitar con más [p. 684] perfección sus actos.
Otras de los vicios opuestos, de
sus daños, y hábitos, para conocerlos, y desecharlos del corazón; y a
este modo otros asumptos sanos, y espirituales; y diciendo cada uno brevemente
lo que Dios les da a entender, discurre luego
el Prelado añadiendo nueva luz, y fuerza a sus dichos, y proposiciones,
con que salen los Religiosos de su recreación instruidos, devotos, y
aprovechados. Este exercicio santo, que avía comenzado nuestro Padre San Juan
de la Cruz en Duruelo, y las rebueltas de aquellos primeros tiempos lo avían llegado
a desmayar, nuestro Padre Fray Tomás lo bolvió a alentar en este de su
Provincialato. Parecia tan bien en su Provincia, y después en las demás, que en
el Capítulo General siguiente lo propusó, y se admtió por ley para toda la Religión, y
es una de las que se guardan con más utilidad, y entereza.
5. No
satisfecho su espíritu generoso y Eremítico con tantas obras (porque es corto
el que con las hechas se satisface) intentó otra mayor, que fue fundar una
casa de Desierto en su Provincia. En este asumpto empeñó todos los alientos de du
esforzado corazón por las grandes contradiciones que experimentó hasta el efecto;
mas porque en el Tomo tercero, dónde se escrivió esta fundación, se refirieron
de espacio, remito a aquel lugar a los Lectores, y en este sólo diré el hecho
brevísimamente, por no quitar a la corona de esta vida un esmalte tan precioso.
Luego que entró en el Oficio concibió esta grande idea, aviendo hallado entonces
contradición en algunos del Definitorio, que no querian se multiplicasen las
Casas de soledad, pudo tanto con sus razones, que si no sacaron el consentimiento
expreso del General, le obligaron al disimulo; con que el Venerable
Padre se dió por entendido, y por sí, y por otros comenzó a buscar sitio
conveniente, hallandole después de algunos días entre los Montes que llaman de
Batuecas, por el Rio de este nombre, que los lava, lo fue a ver el Padre y
hallando entre aquella aspereza un Valle amenísimo, y para el intento capaz,
dió gracias al Señor y bolvió a Salamanca, y de allí a Alba a negociar con el
Duque Don Antonio, Señor de aquella Serranía, le diese aquel Valle para fundar
su Convento. Concedió el Duque lo que le tocaba con mano liberal, mas por ser
Propios de la Alberca, Lugar suyo, y distante de aquel sitio dos leguas, fue
necesario su consentimiento. Aquí fue donde el valor, prudencia, y constancia
del V. Padre lucieron, luchando con las condiciones de aquella gente, mas
aspera que los montes que pisaban; pero el favor del Duque y mañia del
Provincial la vencieron, como ya se dixo en su lugar, y comprando el sitio para
Convento, y Ermitas en ochocientos ducados, que dió su Excelencia como Principe
tan liberal, se tomó la posesión, y dixo la primera Misa a cinco de junio el año
de 1599.
6. No
pudiendo entonces detenerse mucho a disponer la fabrica del Convento porque lo
pedían los demás de su Provincia, llegó el año siguiente, en que acudió al
Capítulo General, que se celebraba en Toledo. Entró en él con tanta opinión de
docto, de santo, de Prelado prudentísimo, que no pudiendose los votos hermanar
porque unos querian General blando, otros muy zeloso, de veinte y un votos que
eran, los diez y seis se inclinaron al Venerable Padre Fray Tomás, persuadidos
que pondría el oficio en [p. 685] muy
buen temple, pues de tal manera era suave, que no haría licenciosos a los
súbditos, y con tanta cordura zeloso, que el yugo de la Religión, antes que
intolerable, lo haría blando. Súpolo el desengañado Padre, y con tanta valentía
lo resistió, que del todo quitó la esperanza a sus aficionados, de que vendría
en la elección, y así huvieron de tomar otro camino. No lo acababan de
encontrar los Vocales, porque unos tiraban por el Padre Fray Felipe de Jesús,
Socio de Casatilla la Nueva: otros por el Padre Fr. Francisco de la Madre de
Dios, Prior de Pamplona; a unos agradaba la afabilidad del primero, a otros la
entereza del segundo, e inclinandose a este el Padre Fray Tomás, salió General
con once votos, y él llenó el puesto tan a satisfacción, como se dixo en
su vida. Estimaba mucho al Padre Fray Tomás, y aunque lo eligió Definidor
General, por tenerle a su lado, sabiendo el estado en que estaba la fundación
de Batuecas, y que el Venerable Padre tenía su consuelo en la soledad, le dió su
licencia y vezes para que la bolviese a governar, y labrada la Casa sentase
sus exercicios.
7. Viéndose
ya sin el oficio de General, y en su soledad pretendida, comenzó con
nuevo calor a disponer el Convento, al modo que San Alberto mandó en la Regla,
y usaron nuestros antiguos, que era en celadas apartadas (bien que debaxo de una
cerca) y el Oratorio en medio, según que tratando de esta fundación más extensamente
diximos. El dinero que pudo acaudalar fue poco; pero tantos los socorros del Señor,
que en menos de un año tuvo tan adelantada la obra, que pudo poner el Santísimo Sacramento en el nuevo
Oratorio, o Iglesia, y lo hizo, concurriendo a la dedicación, no solo la gente de la
Serranía, y Ciudides circunvecinas, sino los señores Duques de Alba, que
hizieron la fiesta más solemne. Dióle por Titular a nuestro Padre San Joseph,
su gran devoto, y el Santo ha cuidado, y cuida tan bien de su encomienda, como
este caso nos dice, y aseguran otros muchos. Quando se hazia la fábrica, tuvo
necesidad el Padre Fray Tomás del favor del Duque de Bejar: fue à hablarle con
el Hemano Fray Juan de la Concepación, Procurador de aquel Yermo:
quedandose el Compañero un poco atrás vió que se le llegó al Padre Fray Tomás
una persona con capa blanca, al modo de Religioso creyendo sería alguno que se
le avía juntado en el camino, los dexó ir hablando a solas, y después de un
grande rato, vió que el Padre Fray Tomás iba solo, el otro caminante ya no
parecía : llegó entonces a él, y preguntóle quien era aquella persona que en el
camino encontró, o qué se avía hecho? Y aunque el Venerable Padre se
excusó, instó tanto el Compañero conjurandole que no lo descubriese a
nadie, le dixo, como aquella persona era su devoto Padre San Jofeph y que avían
ido confiriendo las dificultades que se le ofrecian en aquella fundación, y el
Santo aseguradole, que siempre ampararía
y miraría por las cosas de Batuecas.
8. Con tal patrocinio,
no solo creció el edificio material, y el espiritual, como en su lugar diximos,
sino que tambien el Venerable Padre gozó nuevos frutos en su alma. Aunque las
fuerzas no le ayudaban era tal su fervor, que en todos los exercicios de virtud
se adelantaba macho a sus súbditos. Era el primero en los actos del
Coro, y del rigor. Su comida se reducía sólo a un par de huevos, y un poco de
pan, y [p. 686] fruta sola pasaba los Advientos y Quaresmas.
La celda era la más estrecha del sitio, y cercana al Santísimo Sacramento del
Altar, le servía de Oratorio. Gastaba largas horas en oración, tan suspenso é
inmobil, que manifestaba bien quan dulcemente le tenía su Magestad ocupado.
Este trato puso en sus manos las llaves de la ciencia, y con ellas trabajó
algunos libros de oración, en que era el concurso tan sobrenatural, que dice
nuestro Padre General Fray Esteban de San Jofeph, que le ayudaba a escrivirlos:
Acerca de los libros que escrivió de contemplation, y demás, tengo para mi
que era lo misimo que a él le pasaba por su alma. Sucedía algunas vezes
comenzar a escrivir y borrabamos mucho, y entonces me hazía dexar la pluma, y él
se ponía en oración en la Comunidad, o a solas, y luego me llamaba, y escrivíamos
dos, o tres horas sin parar, y sin borrar letra. Qué mayor indicio
de que lo que escrivía se lo dictaba Dios en la oración? De esta oficina salían
también sus palabras, con que ya en las conferencias, ya en los Capítulos,
hablaba tan altamente de Dios, cóma si el Espíritu Santo le governase la
lengua. Con esta luz juntamente se le concedió don de lágrimas, y tan copioso,
que afirma el Padre Fray Bartolomé de la Madre de Dios, que en las Misas eran sus
ojos dos fuentes todo el tiempo que duraba el decirlas, y dar gracias, con que
traía entre día el alma con tal jugo y devoción, cómo quien gozaba de lluvias
tan celestiales.
9. No
dexaban de participarlas los súbditos, porque muchos notaron que le daba el Señor
a conocer sus interiores, y no por indicaciones, sino por la raíz, conocía sus
espirituales dolencias. Estando en su celda, sucedió entrar el dicho Padre Fray
Bartolomé a pedir algunas cosas o manifestarle su interior, y sin levantar la
cabeza, ni mano de lo que escrivía, ni esperar a que él se lo propusiese, le respondía:
Vaya, Hermano, y haga esto y esto, tan a propósito de lo que venía a
preguntarle, cómo si con los ojos estuviera registrando su interior; y lo mismo
también sucedía con los demás; especialmente quando estaban con alguna tentatión,
o desconsuelo, que luego se lo conocía sin que ellos lo llegasen a declarar, y
llamandolos aparte, los consolaba y mandaba que se fuesen al campo a divertir;
y à este modo daba otros alivios, conforme juzgaba que a cada uno le convenía,
con que a todos los tenía espirituales, y alegres. Aborrecía sobre manera las lisonjas,
y adulaciones (sombras que más que a los cuerpos siguen a las Prelacias) y cómo
era tan amigo de la verdad, tenía particular amor a los que le trataban con lisura.
Nunca dió por afecto los alivios ni reprehendió por desagrado de las personas; a
los que más quería, más mortificaba, pero con tal discreción, que le agradecían
por favor las advertencias y las mortificaciones. La principal era,
alentarlos en la obediencia, por averla experimentado milagrosa en algunos sucesos
que quedan escritos en la fundación de aquella Casa, y aquí añadiremos otro,
que no menos confirma lo que merece con Dios un verdadero obediente. Cayó
enfermo un Religioso, y de tal suerte perdió la gana de comer, que puso a los
demás en cuidado. Preguntóle el Venerable Padre, si se le antojaba, o apetecía
alguna cosa. Respondió, que una trucha: Aunque era entonces de noche, mandó al
Cocinero que fuese al río, y en una olla cogiese luego una trucha, y se la
traxese al enfermo. Obedeció sin replicar, y [p. 687] tan priesto entró la olla
en río, cómo en ella una linda trucha, con que volvió al Convento dando él y
los demás gracias a Dios por tan amorosa providencia, que mostró bien ser de su
mano, así en la presteza con que se cogió, cómo en que comida del enfermo, le
volvió la gana de comer, y presto su mejoría.
CAPÍTULO IV
Vuelve por prior a Batuecas, haze vota a pasar a las misiones, y el Señor le dispone con una visión misteriosa
[p. 687]
1. Por dar más tiempo a la revisión, y experiencia de las leyes, se
detuvo el Capítulo General siguiente, que se avía de celebrar año de 1603, hasta
el de 1604, en que el Venerable Padre, que era Difinidor General, también acabó
su oficio. Ofrecieronse en el dos cosas, que desazonaron a muchos de los presentes,
y entre ellos al Padre Fray Tomás, si no lo descompusieron con el Padre
General, se lo hizieron sospechoso: La una fue el asentar las leyes, porque no
contento el General con las que hizieron los seis Religiosos que el Pontifice señaló
por sus Delegados, alcanzó segundo Breve para disponerlas de otra forma. En
algunas de citas tocantes al govierno, halló de sentimiento contrario al
Padre Fray Tomás, y aunque la oposición no pasó de los dictamenes, cómo tal vez
el entendimiento suele dar muchos golpes en la voluntad, y sacar centellas de
desamor, aunque la caridad más las
procure apagar, no quedaron los dos tan conformes cómo antes. La segunda fue,
pretender el General reducir las Provincias de la Andalucía a una; a que el zeloso Padre previendo el poco util
que le avía de seguir de esta unión, se opusó con tanto valor, que por entonces
cesó la pretensión, aunque faltando el Padre fray Tomás, descarriados otros a
Andaluces, el año de 1610 se bolvió a ella, y se efectuó cómo en su
lugar escrivimos. De este principio, que ha sido forzado, sentar para lo que diremos
después, se originó el salir el Venerable Padre de actual Capitulo (aunque electo Prior de Batuecas) ya menos aplaudido
que antes, porque no lo era del Padre General; flaqueza ordinaria de nuestro
natural, que por la gracia, o desgracia del que manda, suele estimar, o
desestimar los sugetos.
2. LIegó a
su yermo, agradecido al Señor, que le avía desembarazado de negocios, y
criaturas, para, que hablandole al corazón en aquella soledad gozase
más sus fa vores. Alli oraba, y escrivia,
sirviendole la lición [lección] de medio para la oración, y la oración de luz
para la pluma, con que pudo trabajar algunas obras de la Teología Mystica
, que años después se estamparon. Estando en este sosiego, sin otra
imaginación, ni idea, ni dexar salir su pensamiento de la cerca Anacoreta,
recibió una carta del Venerable Padre Fray Francisco del Santísimo Sacramento,
Lector que avía sido en Alcalá, y en Pastrana Maestro de Novicios, de aventajdo
espíritu, y caudal, el qual hallandose en Roma, y uno de los Padres Fundadores
de aquella Congregación, y conociendo en el Padre Fray Tomás
aventajados talentos para ser columna de ella, le proponía sus lastimas,
y necesidades, por falta de sugetos ya hechos; los grandes principios de aquella
Congregación, y quan gran lástima sería, que por falta de ayuda se
malograsen; y así le rogaba encarecidamente fuese a ayudar a sus Hermanos en esta
empresa [p. 688] de tanta
gioria de Dios y a repartir
con ellos el fruo espiritual de los desiertos. Eran estos empleos muy agenos de los pensamientos
del Venerable Padre, y de los que él tenía por cierto que le agradaban más al
Señor; y así después de agradecer cortesmente sus favores, le respondió, que su
vocación era Eremítica, y a su entender gusto de Dios, que perseverase en ella,
por lo qual no la mudaría por su dictamen, o parecer, si su Magestad por la santa
Obediencia no le ordenaba otra cosa.
3. Gozoso el Padre Fray Francisco con la
respuesta, la leyó a aquel gran Padre Fray Pedro de la Madre de Dios, Predicador entonces de Paulo V., como antes lo avía
sido de Clemente VIII., sugeto de suma estimación en su Corte; el qual haziendo
el oficio de solicitador de las conversiones que el Sumo Pontífice le avía
encargado, se fue con ella a Su Santidad, y le dixo quan aventajado era el
Padre Fray Tomás , y quan a propásito para qualquier empleo grande del servicio
de Dios, bien, y reducción de las almas, y que al presente se le podían
encargar las de Congo, y hazer por allí escala al Preste Juan, Emperador de los
Avisinos, Christano, aunque Cismatico. Respondióle su Santidad, que tratarte
de ello, y dispusiese la materia para su tiempo. Con lo qual el Apostólico
varón eserivió otra carta al Padre Fray Tomás, exortándole mucho que se
encargarse de esta Misión, que tan agradable seria al Señor, y tan crecidos
frutos prometía. Quando la recibió el Padre Fray Tomás, mucho más se alexó de
esta mudanza, y propósito, así por aver crecido en la estima de la soledad, en
que hallaba tanta utilidad para su alma, cómo porque midiendo sus fuerzas con
el cargo, las hallaba muy inferiores, y dificultosa mucho la salida de España,
aviendo de ser con gusto de los Prelados, que eran de contrario parecer a misiones,
por prudentes, y bien consideradas razones que tenían: Con lo qual respondió al
Padre Fray Pedro en esta conformidad; rogándole que no le hablase más en este
punto.
4. Quedó en esta resolución tan firme, que ni aún
la encomendaba al Señor, pareciéndole muy contra su gusto la mudanza: Mas, o sumo
poder de la diestra del Excelso! Estando otro dia al pie del Altar para, decir Misa
de San Jofeph, su gran Patrón, y especialisimo devoto, sintió que en su
interior le decían: En esta Misa te dirán lo que has de hazer. Díxola,
poniendo en las manos de Dios su ida a Italia, y aunque en la Misa no le
dixeron palabra, al fin de ella se sintió tan mudado, como si en lugar de la
alma primera le huvieran dado otra con diferentes pensamientos, y empleada del
todo en el bien, y conversion de los infieles a la manera (dice en su relación)
que si a un hombre que estuviese bueltas las espaldas al Sol llegase otro, y sin
sentirlo le bolvieise al Sol la cara en un momento. Gran maravilla le causó tan
eficaz, y tan repentina mudanza, sin saber como se avía hecho, y por ella
conoció la suprema eficacia de la divina gracia para governar las voluntades sin
quitarles su albedrio, y hazerles que amen lo que antes aborrecían, o que
aborrezcan lo que primero amaban, quedándose siempre libres. Veíase sin nuevos
motivos; sin más eficaces razones, que las de las cartas, tan ajustado a ellas,
como antes estaba adverso, y repugnante; y maravillabase mucho.
5. Con esta resolución mudó la de su primera respuesta,
y se ofreció al Venerable Padre Fray Pedro de la Madre de Dios prompta, y descarnadamente
para todo quanto el Señor se quisese servir de sus talentos. Continuó con él
la correspon- [p.
689] dencia, tratando más
inmediatamente del modo, y la execucíón. Estudiaba lo que le parecía necesario
para entender la tierra y lengua de Congo, y Avisinos, y la maner de confutar sus
errores; y cómo creciese cada día en el fervor de este empleo, y por las medras
que hallaba en su alma conociese que gustaba el Señor lo prosiguiese, tanto se aferrvorizó,
que hizo el voto siguiente, que nos dexó escrito de su mano:
Yo, fray Tomás de Jesús, desconfiado de mis méritos y fiado sólo de la divina misericordia, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, mediante la intercesión de la Virgen Santísima y de mi padre San José, San Pedro y San Pablo y nuestra santa madre Teresa de Jesús, teniendo a Nuestro Señor Jesucristo en mis indignas manos, por sólo su amor y su gloria y bien de las almas, hago voto a Dios Nuestro Señor, en presencia suya y de todos sus ángeles, de emplearme toda mi vida en ayudar, por todos los medios posibles y más conformes a la perfección evangélica (entendiendo ser esto más conforme a la voluntad divina y de mis superiores), a la propagación de la santa fe católica y aumento de la santa Iglesia, procurando como único y particular instituto mío la oración y conversión de todos aquéllos que están fuera de la santa Iglesia, conviene a saber: infieles, herejes, cismáticos, así por palabra como con obra, por mí y por otros si pudiere, y esto sin intermisión hasta la muerte. Iten, de procurar desocuparme de todo aquello que a esto no se ordenare, o lo impidiere, para sólo atender a esto. Este emplearme yo, se entiende mediate o inmediate, en aquello que fuere de más provecho para las almas.
Estas son las palabras formales de su voto.
6. Estando ya tan determinado, comenzó el Señor a
disponerle, y adiestrarle para las difcultades
que después avía de experimentar, y fue con una notable vision que tuvo por este
tiempo: Representabasele en sueños las más noches su madre natural (que aún
era viva ) con un rostro ayrado contra él y que le hazía grandes amenazas; dabale
su vista grande pena al Venerable Padre, por ver tan grande enojo en quien amaba,
y saber que siendo él a quién su madre más quería, se le representase tan
enojada, y tan triste: No dando en la causa por entonces, discurría por
algunas, y la que primero se le ofreció fue, presumir de su madre tenía algún
pecado grave, pues se le representaba con rostro tan terrible, y espantoso:
determinóse a encomendarla a Dios, y estando haziendo en la Misa, le dieron en
ella a entender, que esta Madre era la Reigión, la qual le sería muy contraria
en los intentos, y resolución que avía tomado, cómo se verficó después: pasados
algunos días no sólo veía de ordinario a su madre, sino algnas vezes a sus
hermanos igualmente ayrados, y tan disgustados contra él, cómo si los tuviera
muy ofendidos, y por el mismo respecto, que a la madre. Duróle esta visión
algunos años antes de salir de España, pero no con tanta Continuación como al
principio; y quando ya estuvo en Italia veía a su madre acompañada también
con otra tía del Venerable Padre , y hermana de su madre, Doña Teresa, la
qual, aunque avía tenido particular amor al sobrino, se le representaba en esta
visión con el mismo enojo y destemplanza. Dióle su Magestad a entender por ella,
que le preparase, porque no sóla su amdre, que era la Congregación de España, y
su tía, que era la de Italia, sino los hijos de una, y otra se le opondrían
con buena intención, y la que en los demás era corona del zelo, en él
lo sería de paciencia.
7. Prevenido con estos avisos, [p. 690] no sólo no
temía las contradiciones que le avía revelado el Señor, sino que mientras
llegaban a executarse las salía a buscar con los deseos, abrazando gustoso
todos los trabajos, dichos, y contradiciones que se le pudiesen ofrecer, por
la conversión de las almas a que con tantos fueron redimidas por Christo. Ensayabase
en ellos, cómo avisado Capitán, y repitiendo el sacrificio, en cada hora, al
compás del ensaye crecía el merecimiento. Con estas ansias deseaba este hijo de Elías,
con el zelo de su Padre, salir de las breñas, y soledades de Galaad a los
concursos de las Ciudades, por divina ordenación, y cómo otro Juan dexar el desierto
por buscar almas, y siendo Paulo Ermitaño, convertirse en Pablo Predicador, para
llevar el nombre de Dios a presencia de las gentes ciegas, y barbaras. Y a la
verdad, quando Dios, o la obediencia llaman, y embian a predicar, ninguno es
más a propósito, que el criado en las dificultades, y asperezas del desierto,
el experimentado en victorias contra el demonio, y su carne, y el que
palpando cada día la fuerza de la oración, tiene con ella armas contra sus
enemigos invisibles, y visibles, pero el que a si mismo se llama, e
inconsideradamente se arroja a estas ocasiones, y peligros, su despeñadero busca.
CAPÍTULO V
Pasa a Italia, favorécele el Pontifice Paulo Quinto y persiguenle ambas Congregaciónes
1.
Llegando
con esta prepariación al año de 1607. En que a los cinco de Mayo se celebró Capítulo
General, y el Venerable Padre acabó el Priorato de Batucas, y salió electo segunda vez Prior de Zaragoza, para que como la
primera, con sua grandes prendas le avía dado principio, ahora de nuevo la autorizase.
Estos eran los intentos del Capítulo General, pero los de Dios, sacarlo a más
publico teatro; y así luego que llegó a su Casa recibió dos Breves de Paulo V
que le avía negociado el Venerable Padre Fray Pedro la Madre de Dios; y con
ellos también orden del Nuncio, para
que con sólo su compañero dispusiese de su partida, y con el Cardenal Melino,
que acababa de ser Nuncio en España, y pasaba a Roma con el Embaxador de el Rey
de Congo, que venía a pedir Ministros a su Santidad para que confirmasen aquellas
gentes, e las convirtisen a la Fe del Evangelio. Conociendo en estos ordenes del
Sumo Pontífice el de Dios, luego se puso en camino, acuciado también de que los
Prelados de España, dándole a él por autor de esta mudanza, y principio de
otras mayores, se lo procuraban impedir. Hizo su viage por la Francia con su
compañero Fray Diego de la Encarnación, que tan apostólicamente avía trabajado
en las Misiones de Congo, y padeciendo de los Hereges muchos baldones, y peligros
de la vida, porque los apedreaban cómo a Papistas, llegaron a Génova, y a pocos
días las Galeras del Cardenal, y Embaxador, en cuya compañía pasaron todos a
Roma.
2.
Fue recibido del Venerable Padre Fray Pedro con singulares
muestras de alegría , y hallándolo mayor en la experiencia, que en la fama, le
refirió al Pontífice la venida del Padre Fray Tomás, sus virtudes, sus letras,
y el zelo Apostólico que ardía en él por la salud de las almas. Quiso verle su
Santidad, y tratándole algunas vezes, de suerte le robó el corazón, y satisfizo
la espe- [s. 691] -ranza de
su zelo, que lo detuvo algunos
días en su Palacio. Ofreciéndose en este tiempo pedir el Rey de Congo
Ministros Evangélicos, y también el Preste Juan, para la conversión, y redución
de sus gentes, se determino el Pontífice a embiarles al Padre Fray Tomás por su
Legado, y Embaxador, y en su compañía algunos Religiosos de ambas
Congregaciones, y aptos para este tan arduo ministerio. Porque no faltasen
operarios, trató con el Venerable Padre Fray Pedro de entablar una nueva
Congregación, distinta de la Española, e Italiana, e independiente de ellas, a
la qual pudiesen pasar de una, y otra los Religiosos que tuviesen espíritu de Misiones,
y entrar personas seglares del espíritu, y capacidad que esta empresa
requería. Pareció muy bien el arbitrio al Venerable Padre Fray Pedro, y como
era tan poderoso con el Pontífice, y todo lo grande de Roma, y el zelo de su santidad
tan en beneficio de las almas, vino con facilidad en quanto le proponían los
Padres, y no solo aprobó este modo de Congregación, sino dio priesa para que buscasen
casa, y fuese dentro de Roma, para que a los ojos de su Santidad recibiese
mayor crédito, y después la procurasen imitar otros Reynos, y Provincias.
3. Asistía a
la sazón en aquella Corte Don Baltasar de Vivero, Cavallero de Granada, casado con una sobrina del Padre Fray Tomás, y
en su cabeza alquiló una casa en Estrada Iulia, cerca de el Palacio del Cardenal
Farnesio, en la qual se dispuso un Oratorio, que visitado del Vicegerente, dió
licencia para decir Misa, y poner el Santísimo Sacramento, con que quedó
fundado el primer Seminario de nuestra Religión, a quien se dio por titular San
Pablo Apostol especial de las Gentes.
Aprobó su
Santidad, así la Congregación, cómo todo lo demás que se avía hecho, con una
gravísima Bula, despachada a los veinte y dos de Julio de 1608, que comienza : Onus
Pastoralis offici; en la qual, después de alabar a nuestra Descalcez
por Madre de hijos aventajados en santidad de vida, en doctrina de las letras sagradas,
y zelo de propagar, nuestra Santa Fe, instituye esta nueva, y tercera
Congregación, señalando de las ya fundadas a algunos Religiosos, que deseaban
ocuparse en este ministerio. Y porque el govierno de ella avía de estar separado,
e independiente de las Congregaciones Española, e Italiana, señala al Padre
Fray Tomás por Comisario General de la nueva Congregación, con estas singulares
palabras: Y para que se mire por el prospero govierno de dicha Congregación,
señalamos, y con el mismo motivo consiituimos por Comisario General de ella al
mismo Fray Tomás de Jesús, Religioso Profeso de la nueva Reformación de los Descalzos
de la Congregación de España, en cuya piedad, prudencia, doctirina, y zelo de
Religión, mucho en el Señor confiamos etc.
4.
Con esta
Bula, y aprobación Apostólica se prometía mucha duración, para beneficio de la
Iglelia; pero ofreciéronse dos cosas en su principio, que marchitaron sus esperanzas
en flor: Una fue, la muerte intempestiva del Apostólico, y Venerable Padre
Fray Pedro de la Madre de Dios, que sucedió un mes después, el qual con su
autoridad rebatía las contradiciones estrañas, y domesticas. La otra, las
graves que de parte de las dos Congregaciones se levantaron contra el Padre
Fray Tomás, así por su venida a Italia; cómo por lo que ahora en ella pretendía
con este nuevo govierno. La de España tenía mas razón, porque aunque el Padre
Fray Tomás hizo esta [s. 692] mudanza por inspiración de Dios, y orden repetida del Sumo Pontífice,
cómo estas revelaciones, y ordenes tan superiores no los manifestó, ni les
confiaban a los Prelados de España, justamente se indignaron, y moviéndole nuestro
Padre General por las razones comunes, y prudenciales , no pudo dexar de estrañar,
que un Religioso, e hijo de su obediencia, sin noticia, ni orden suyo se pasase
a la Congregación de Italia, dexando la que desde su niñez avía profesado. Con
ello se hizo guerra justa de ambas partes, el Padre Fray Tomás siguiendo su
vocación, y nuestro Padre General defendiendo sus derechos. Llegóse a este sentimiento
el segundo, porque aviendo el Embaxador de Congo pedido en nombre de su Rey,
que los Carmelitas Descalzos de España fuesen a predicar a su Reyno, por el
fruto que hizieron otra vez que fueron a aquellas partes, lo qual el General,
y toda la Congregación lo avía resistido, temía que el Padre Fray Tomás, siguiendo
el tenor de la Bula: Totius terrarum Orbis cura, pretendiese lo
contrario, y asegurase al Pontífice, que las razones que daban los Españoles no
tenían más fundamento, que ser los Superiores de diferente dictamen; para estorvar
ambos pretextos, no se contentó con sus cartas, sino las acompañó con otras del
Rey, y Duque de Lerma, así para su Santidad, cómo para el Marqués de Aytona, su
Embaxador; pidiendo al Sumo Pontífice no encargase a la Congregación de España el
cuidado de las Misiones, que no avía profesado, y eran contrarias a la Profesión
que hacian de Religiosos contemplativos; y al Embajador, que lo representase así
a su Santidad, y pidiera hiziese bolver a España al P. Fr. Tomás, para que así
se escusasen los temores, y quexas de ambas Congregaciones.
5.
Recibidas del Embajador las cartas, las dio a su Santidad, y en la primera
Audiencia hizo los oficios de su comiísion con tanto empeño, que llegó decir, que el Padre Fray Tomás era un Frayle
fugitivo, y que le suplicaba le mandase bolver a la obediencia de sus Prelados,
pues se avía venido sin su orden. A esta propuesta respondió su Santidad con
mucho enojo, y entereza: Si yo le he mandado venir con repetidos Breves,
como se ha venido fugitivo ? Con lo qual quedó el Marqués (según él decía)
tan corrido, y con tan diferente concepto del que antes traía, y tan deseoso de
conocer a quien no siete Ciudades (como a
Homero) sino dos grandes Congregaciones, y en ellas un Pontífice , y un Rey de
España contendían por su posesión, que fue en busca suya; y quedando su
Excelencia cautivo de la gran discreción, y talento del Padre Fr. Tomás, sentó
con él, y en adelante conservó una amistad muy estrecha. A este enojo de su
Madre, que era la Congregación de España, se añadió el de su Tía, que era la de
Italia, para que se cumpliese la visión que dexamos referida, y se continuaba en
este tiempo. El Padre Fray Ferdinando de Santa María ( que por muerte del
Venerable Padre Fray Pedro, que era Prepósito General, avía quedado por Vicario
de aquella Congregación) luego que supó lo que se trataba, vino a Roma con toda
brevedad a procurar impedirlo: habló al Pontífice, y juntándolos suyos a los sentimientos,
y avisos que tenía de España, propuso a su Santidad los graves daños que sucederían
a entrambas Congregaciones, si pasaba adelante esta tercera, así por fundarla
independiente de ambas, con que para poblarla avían de salir de las dos los
mejores sugetos, y los que no lo eran también se podrían inquietar, y con pretexto de ir a con- [p.693] -vertir almas
arriesgarían las propias, cómo porque los Prelados no podían detenerlos en sus
Conventros, y con el recelo de que no se fuesen avían de pasar con sus relaxaciones,
y los que quisiesen vaguear no podían desear titulo más colorado: Que aunque el
cuidado de las Misiones no lo arrostraba la Congregación de España, ya la de
Italia tenía determinado en su Capítulo, y Su Santidad confirmado en el Breve
que comienza: Totius terrarum orbi cura, fundar Seminarios para criar
Ministros, que continuasen la Misión de Persia, y las demás que su Beatitud les
ordenase, y que pues estos frutos se podían conseguir sin hazer Congregación
tan absoluta, e independiente, suplicaba a su Santidad se dignase de anular la
ya hecha, de que tantos daños se podían seguir al cuerpo de la Religión.
6. Aunque
tantas cartas, tantas súplicas, tantas razones, y quexas tenían dudoso al Pontífice,
no se determinó a dexar lo comenzado, hasta que aviendo conferido el Vicario General
con el Padre Fray Tomás el medio que se podía tomar en la materia, de suerte,
que ni las Misiones se estorvaran, ni fuera su execución con daño, ni disgusto
de ambas Congregaciones, se lo propusieron a su Santidad, el qual cómo fuese de
su natural blando, y pacífico, y viese que la Congregacion de Italia se
encargaba de las Misiones, y ofreria hazer Seminarios, dónde se criasen Ministros
, y que con esto daba gusto al Rey, y a los Prelados de Españaa, vino en
deshazer la Congregació, y en revocar el Breve, mandando que el Padre Fray
Tomás se quedase en Roma, para que cuidase de la erección, y aumento de los
Seminarios, que aquella Congregación prometía. Con esto cesó por esta parte la
tormenta, pero toda se recogió contra el Venerable Padre, y por dos años le
combatió con desaforados vientos. Quedaron unos, y otros Superiores tan sentidos
de el empeño que emprendió, que con cartas, con dichos, y aún con hechos le dieron
mucho en que alegrar su paciencia. Borrado el concepto de las prendas, y
virtudes que en el antes veneraban, para nada le hallaban a propósito, con que
vino a ser el Frayle más sólo, y despreciado de aquella Comunidad, y aún de la
Orden. Al paso de los Prelados andaban también los inferiores (porque el no ser
bien visto del que manda, es peste, de quien todos huyen) con que retirado en su
celda, ninguno le trataba; ni aún lo iba
a ver, sino un Hermano Donado, que a escusa de los de más llegaba a su
puerta de noche a preguntarle si avía menester alguna cosa.
7. Entre
tantas olas de contrariedades lucieron maravillosamente la paciencia, humildad,
y resignación del Venerable Padre, sin que le ocasionase ni en el ánimo turbación,
ni mudanza en el semblante, una tan deshecha borrasca; antes quanto más furiosa
le embestía, solía decir con rostro alegre: No pierda yo a Dios, que no ay
poder en la naturaleza que me pueda ofender. Mas porque tanta igualdad de ánimo
no le pareciese propia, a vezes se retiraba el Señor, y le dexaba sentir los
golpes de las criaturas, y quando con su expericncia conocía venir del
Cielo este golpe, bolvia el Señor la hoja, y le daba nuevo esfuerzo. En uno de estos
desamparos se lo mostró el Señor en visión a la bendita Madre Ana de San
Bartolomé, que estaba en Francia en la Ciudad de Turs, cuyas son estas
palabras: Otra vez, estando en Casa, vi a nuestro Padre Provincial (eralo
quando la Venerable Madre escrivió esto ) Fr. Tomás de Jesús, que estaba en
Roma; yo no sabía que él estuviese con tra-[p.694]
-bajo, y el Señor me le mostró muy afiligido, que era porque el Papa le avía llamado para que governaseuvn Seminario
que el hazía, para criar almas, que fuesen a convertir los infieles y
quería su Santidad que fuesen Carmelitas, y la Orden no quería que él fuese, y
replicaron a su Santidad; yo le vi bien afligido: puseme en oración
para encomendarle a Dios y dixome el Señor: No te dé pena, que
todo se hará bien, y presto pasará la turbación, y así fue. Así cuidaba el
Señor de lo que padecía su siervo, y así se le hazía al Venerable Padre suavísimo
el padecer, experimentando el amor con que su Magestad lo cuidaba, pues por
medio de su Esposa le embia el mismo recado que al Justo por Isaias: Dicite
Justo, quoniam bene (Cfr. Is 2. 10): Decid al Justo, que bien le está el
padecer, pues quando todos le desmparan, Dios le asiste.
8. Demás
del patrocinio interior, le previno el Señor un fuerte escudo en el Sumo
Pontífice, con que no le pudieron derribar tantas oposiciones y encuentros.
Cobróle Paulo V tanto amor y repetía tantas vezes lo pagado que estaba de la
capacidad y zelo del Padre Fray Tomás, que ni las cartas de España, ni las
emulaciones de Italia pudieron entibiar su concepto, antes crecía más con el
trato: porque los Varones grandes son cómo los guantes de ambar, que despiden
más vivo el olor quanto más se manosean. Por lo qual procuró el Vicario General
sacarlo de Roma, con pretexto honorífico, embiándole a Nápoles a leer
Teología, a a Genova por Prior de aquel Convento. Escusóse el siervo de Dios,
por la desgana que tenía a los oficios. Súpolo el Papa, y algo destemplado
mandó a Monseñor Fideli, Vicegerente de Roma, que de su parte dixese al Vicario
General: Era su voluntad, que el Padre Fray Tomás en ninguna manera saliese
de Roma. Hizolo el Vicegerente, y añadió: Este es el recaudo que me ha
dado su Santidad, pero yo de oficio digo a V. P., trate de ser muy amigo del
Padre Fray Tomás, porque me consta que el Papa le quiere mucho; por el gran
concepto que tiene de su talento, y virtud. A esto se añadió el averselo
encargado muchas vezes al mismo Vicario General, y dichole (cómo él mismo lo
depone) Mirad que os encargo mucho al Padre Fray Tomás, que le traxe
yo aquí 9y gustaré tengáis cuidado de su persona.
9.
Con estos avisos, y juntamente con averlo así experimentado el mismo Vicario
General, fue mudando de afecto, e igual mente del concepto que antes tenía;
porque aunque al entendimiento sigue la voluntad, muchas vezes por la voluntad se
mueven nuestros juizios. Comenzó a tratarlo más de espacio, y a saber de su
boca el principio, y fin de su venida. Conociendo por su informe, que sólo avía
mirado a la gloria del Señor, y no avía dado paso sin orden de la Obediencia,
convirtió el desagrado en familiaridad, la sequedad en cariño, y valiéndose de
la voluntad del Papa, le rogó se quedase en aquella Congregación, pues era
hermana de la de Efpaña, tan necesitada entonces de sentejantes sugetos:
Ofreciólo el Venerable Padre, y a su tiempo hizo nueva Profesión; para mucha
gloria, y aumento de aquella santa Familia. Con esta concordia tuvo más lugar
de concluir dos libros, que avía comenzado en tiempo de las contradiciones (tan
quieto estaba en ellas cómo esto) y ambos en beneficio de la conversion de las
almas; el uno intituló: Stimu lus missionum;
y el otro de mayor volumen , Thesuarus
Divinae Sapientiae pro salute Omnium gentium procuranda: en el qual
descubriendo los errores de los Gentiles, Hereges, [p.
695] Judios, Scismáticos, y dando remedios
para su redución, muestra quam conforme al título fue su ingenio, de que ha
cogido, y coge la Iglesia abundantísimos frutos: Uno de ellos ha sido averse instituido,
por la instrucción que dio al principio del libro tercero, la Congregación de Propaganda
Fide, que consta de algunos Cardenales, y otros gravísmos Prelados, toda dedicada
al aumento, y extensión de nuestra Santa Fe.
CAPÍTULO VI
Embiale el Pontífice a Francía, Flandes y Alemania, con Breves honorificos, e introduce en estos Reynos su Reforma.
1. Y pasado el invierno de la contradición, y gozando ya la primavera pacífica,
y favorable, comenzó aquella santa Familia a coger las flores, que en el nuevo
hijo aparecieron. Con el aplauso del General,
le trataban ya con gusto los Religiosos, y experimentando su agrado, su
cortesía, su observancia, de suerte los cautivó, que lloraban el tiempo en que
las tuvieron sin estima. El General, sobre darle licencia para imprimir, demás
de los libros dichos, el de los grados de oración, que sacó de los de nuestra
Madre Santa Teresa, no determinaba cosa de su Congregación, sin primero consultarle.
Pero qué mucho, que en los negocios mas íntimos de la Iglesia le consultaba su
Santidad, y a su exemplo otras personas gravísimas, con que su virtud, y sabiduria
se hizieronen aquella Curia venerables. Ya en elle tiempo (que eran los fines
del año de mil seiscientos y nueve) recibió cartas el Pontífice, así de algunas personas graves, cómo piadosas
de la Francia, que obligada del exempol de nuestras Descalzas Carmelitas, le
pedían les embiase Religiosos de su misma Profesión para fundar en aquel Reyno,
tan necesitado de reformación, y que tan tocado estaba de heregías, esperando su
mejora de Religiosos tan bien opinados, y ejemplares. En la misma conformidad
los pedían para Flandes los Serenísimos Principes Alberto e Isabela, que
aviendo llevado a sus Provincias a la Venerable Madre Ana de Jesús, y fundado
tres Conventos de Monjas, instaban también por Frayles de su misma Descalcez , sabiendo
que las enseñarían mejor los que profesaban su misma Regla, y doctrina.
2. Muy
agradables fueron estas cartas a su Santidad, así por la puerta que abrían a la
extensión de la Religión, que tanto lugar se avía hecho en su ánimo, cómo para
curar las muchas heregías, y errores, que tan combatida traían a la Iglesia.
Por lo qual, privandose del gusto, que tenía en que asistieís en Roma el
Venerable Padre, se determinó a encargarle esta empresa, sabiendo que en su
pecho se hermanaban el zelo de su Religión, y el deseo de la conversión de las
almas; y que en él avía capacidad, valor, y letras para salir bien de estos empeños.
Propusoselo al Venerable Padre, y hallándole prompto a su obediencia, ordenó el
Cardenal Pinello, Protector de la Orden, que con el Prepósito General señalasen
los Religiosos, que de Francia, y Flandes pedían, advirtiendo, que el Padre
Fray Tomás avía de ir por su Cabeza, y Prelado. Hizolo el Cardenal, y por
entrar ya el invierno dexaron para la Primavera de el año siguiente su jornada.
En este intervalo, estando un día hablando con su Santidad, le preguntó: ¿Cómo
[p. 696] siendo Español, avía de fundar en Francia? Respondió: Señor, yo no soy Español. Pues de qué
Nación? preguntó el Pontífice, admirando la respuesta; a que respondió: Christiano.
Admiró, y consideró el dicho su Santidad, y se prometió buen logro de sus deseos,
viendo que no le llevaba el ser de esta, o aquella Nación, quanto el ser Ministro
de la Iglesia. Para que su viaje fues más feliz, dio el Sumo Pontífice sus
Letras comendaticias para Enrique Quarto, Rey de Francia (por donde quiso su
Santidad comenzasen) en las quales, recomendando, y alabando mucho a los
Carmelitas Descalzos, le pedía los recibiese muy benignamente, prometiéndole
de su exemplo, y doctrina grandes, y crecidos frutos. Este Breve lo insertó mi
antecesor en el Tomo primero de esta obra, y también lo dará la de nuestros
Padres de Italia, como también la Patente de el Cardenal Protector, en que
confirma todo lo que del Venerable Padre avemos dicho.
3.
Llegada la Primavera del año mil
seiscientos y diez, salió de Roma a los veinte y quatro de el mes de Abril el
Venerable Padre Tomás, con tres compañeros, y tomando dos en Genova, y otros
dos en Aviñon, llegaron todos ocho a París, poco después de la muerte violenta
de Enrique Quarto, Rey de Francia, con que hallaron toda la Corte llena de
tristeza, y lutos. Fueron recibidos de la Reyna Madre, que era la Governadora,
con singulares muestras de alegría, y leídas las Letras de su Santidad, les
ofreció amparar en la pretensión que traían. Proponiéndola al Parlamento, le
respondieron sus Ministros no era ocasión de tratar, ni introducir nueva
Religión en aquel Reyno en tiempo de tantas revueltas. No desmayo el animoso
Padre, ni con esta respuesta, ni con la contradición que les comenzaron a
hazer los Superiores de la Congregación de el Oratorio, temiendo que los
Frayles les quitarían el govierno de las Monjas, que Clemente Octavo les
permitió, en tanto que sus Descalzos fundaban en aquel Reyno; porque a suer de
palma, que con el peso se levanta más, así con las contradiciones tomaba más
descuello su corazón, sabiendo por experiencia, que en las empresas de la
gloria de Dios, a cada paso encuentran un enemigo.
Habló de
nuevo a la Reyna, y al Parlamento, y ayudandose también de los favores de las
personas aficionadas que los avían hecho venir, y de el patrocinio de Doña Margarita
de Valois, hija de el Rey Enrique Segundo, y divorciada de Enrique Quarto, que
se les mostró tan madre, que desde que entraron en París los avía sustentado
por espacio de dos meses, alcanzó la fundación de su primer Convento. No
pudiendo executarla por sí, por llamarlo aprisa de Flandes, la dexó encomendada
al Padre Fray Dionisio de la Madre de Dios, Burdegalés , que la executó con
mucha brevedad; y esta fue el plantel de tres ilustres Provincias, que oy florecen
en aquel Reyno Christianísimo.
4. Partiendose el Venerable Padre Fray Tomás de París con
algunos de sus compañeros, llegó a Bruselas a los veinte de el mes de Agosto,
donde fue recibido con particular amor de los Señores Archiduques, de toda su
Corte, y más especial de la Venerable Madre Ana de Jesús, y sus Monjas, que
tanto los avían deseado. Fue el Venerable Padre a ver al Señor Archiduque, y dióle
las Letras de su Santidad, que su Alteza recibió con mucha estimación, las
quales, aun- [p. 697] -que
referidas en el Tomo primero de esta Historia, daré traducidas en este lugar,
para que se vea lo que estimaba Paulo Quinto a nuestra Descalcez, y en ella al
V. P. Fr. Tomás, cuyas virtudes así alaba, y encomienda.
A NUESTRO MUY
AMADO HIJO, NOBLE VARON,
Alberto, Archiduque de Austria.,
PAULO PAPA V
A Mado hijo, noble varón, salud, y bendición Apostólica. Mucho nos avemos alegrado en el Señor de saber que tu nobleza desea, que en las Provincias que estan a ellas sujetas sean introducidos los amados hijos nuestros, buenos, y fieles siervos de el Señor, Religiosos Carmelitas Descalzos. Verdaderamente conocemos en este tu loable deseo el zelo de tu nativa piedad, por la qual eres celebrado, y ciertamente ninguna cosa pudiera imaginarse más a propósito que esta para el reparo de la Religión Católica en estas partes, porque la virtud de estos siervos de Dios, y el Instituto de la Religiosa vida que profesan, es una vigilante guarda, y cuidadosa defensa de la misma Católica Religión, de tal manera, que no menos con exemplo de vida, que con doctrina, y exortación dirigen, y guían los hombres al camino de la salud. Representan ellos en si mismos, y ofrecen a los ojos del mundo una verdadera forma, y perfecta imagen de Christiana caridad, con la qual suave, y fácilmente atraen los ánimos de todos, y los encienden en el divino amor. Por lo qual esperamos (confiados en la bondad Divina) que cómo en todas las partes donde hasta ahora han tenido Monasterios han sido buen olor de Christo, así también lo serán ahora de tal manera, que tu nobleza, y los Pueblos a ti sujetos recibirán de su conversación, y trato gran consolación en el Señor. Aviendo, pues, de ir a estas Provincias de Flandes nuestro amado hijo, y piadoso Sacerdote Fray Toamás de Jesús, Carmelita Desecalzo, con algunos otros de la misma Orden, para edificar allí Monasterios (según avemos entendido), qusimos embiar a tu nobleza estas nuestras Letras, cómo testigos fieles de el perpetuo amor que les tenemos. Por las quales, con todo afecto de caridad te encomendamos la Orden de Carmelitas Descalzos, y particularmente la persona del Padre Fray Tomás de Jesús, varón por su piedad, zelo, doctrina, y entereza de vida, muy acepto a nosotros y también las de los Religiosos que lleva consigo, no menos en la semejanza de la Christiana virtud, que en la Profesión del Instituto Religioso, Compañeros suyos. Pedimos, pues, a tu nobleza, que al dicho Padre Fray Tomás, y a sus Socios los favorezcas benignamente en todo lo que fuere necesario, para que la Orden de Carmelitas Descalzos sea introducida en Flandes, lo qual tanto con mayor confianza te pedimos, quanto más ciertos estamos de lo que estimas qualquiera ocasión quesfe ofrezca de servir, y ayudar a la Religión Católica, la qual sin duda ha de recibir grandísimo provecho, y aumento, con la industiria, y diligencia de estos nuestros hijos en estas partes.
Aumente el Señor en ti su santa gracia, y nosotros con grande afecto, y amor bendecimos a tu nobleza. Dadas en Roma en la íglesia de San Pedro, debaxo del Anillo del Pescador, a 10 de Abril del año de 1610 en el quinto de nuestro Pontificado.
Alentada
con esta recomendación la piedad de los señores Archiduques, luego trataron de la
fundación, y tomando el Venerable [p. 698] Padre posesión de una Casa, que ya les tenía prevenida,
y alhajada la gran Madre Ana de Jesús dándole par Titular a Nuestra Señora de
el Carmen, dixo la primera Misa, puso el Santísimo Sacramento el dicho
Padre Fray Tomás, en tanto que se comenzaba el edificio, con particular gusto
de los Principes, y aplauso de toda Bruselas. La devoción que cobraron a los
Religiosos, la estima de su Hábito, el interés de su trato, y enseñanza, le grangearon
tantos aficionados, que para el año de 1614 estaban ya acabados el edificio,
y la Iglesia, y a los cinco de Octubre le dedicó, y celeebró la Beatificación
de nuestra Santa Madre, acudiendo los señores Archiduques a la fiesta, y aumentado
el Venerable Padre la general devoción con una preciosa reliquia de la Santa,
que dexó en aquel Convento, de muchas que avía llevado de España. Luego
que entraron los Religiosos, los tres Conventos de Monjas que avía en Bruselas,
en Mons de Henao, y en Lobayna, con licencia del Señor Nuncio dieron la
obediencia en manos del Venerable Padre al General de Italia, y quedaron súbditas
suyas. Governólas el Padre Fray Tomás, que demàs de ser Prior de
Bruselas, venía por Vicario General de aquellas Casas, y de las demàs que de
nuevo se fundasen, con cuyo govierno, no sólo crecieron en numero, sino en la
observancia, con tanta edificación de los Fieles como embidia de los demonios,
pues cómo diximos en la vida de la Venerable Madre Ana de Jesús, siempre que el
santo Prior admitia alguno al Hábita, o se lo daba, hazian tan grande sentimiento,
que descargaba su ira en la bendita Madre, parque avía traído a Flandes sus
Defcalzos.
5.
No pudiendo estar
ocioso el zelo del Venerable Padre Fray Tomás, en tanto que caminaba el edificio
en Bruselas; trató de fundar otro Convento. Puso los ojos en Lobayna así porque
ya avía Monjas en aquella Ciudad, y deseaban macho tener Frayles de su
Regla, cómo porque el tener tan celebre Universidad le ofrecian crecido número
de Novicios para las fundaciones que intentaba. Su fama le firvió de negociación,
y la devoción de el Pueblo le facilitó juntamente las licencias del Magistrado,
y Arzobispo de Malinas, con las quales a los veinte y nueve dias de el mes de Octubre
del año siguiante de mil y seiscientos y once tomó la posesión, y puso el Santísimo
Sacramento. Creció después el edificio, y acabada la Iglesia para los veinte y cinco
de Abril de mil seiscientos diez y nueve se dedicó con grande solemnidad dándole
por Titular a nuestro Padre San Alberto el de Sicilia.
6.
No aviendo querido la
Venerable Madre Ana de Jesús fundar nuevos Monasterios de Monjas, hasta que
viniesen sus Descalzos, las pidieron en diferentes Ciudades. Acudió el
Venerable Padre a la de Ambers, y para darle feliz principio, traxo de Francia a
la bendita Madre Ana de San Bartolomé celeberrima en milagros, y santidad; señalandola
por Priora tomaron la posesión a seis de Noviembre de mil seiscientos y doze,
que dedicaron a San Joseph, y a nuestra Madre Santa Teresa, que aunque no estaba
entonces beatificada , se esperaba que lo estaría presto, cómo de hecho sucedió;
y con otras Monjas que vinieron de los demás Conventos quedó fundado este,
para mucha gloria de Dios, y muro de aquellos Países pues por las oraciones de su
santa Prelada fueron defendidas de los Olandeses, una vez la
Ciudad, y otra el Castillo.
7. Concluida esta
fundación; [s. 699] bolvió a Bruselas, donde los Señores Archiduques le avían cobrado
tanto amor y hazían tal estimación
de su talento, y caudal, que les mereció sus mayores confidencias, especialmente
la Señora Infante, que no sólo confería con él las cosas de su alma, sino las más
dificultolas de su govierno, y estado. A todo satisfacía el Venerable Padre,
porque era de grande capacidad, de prudente consejo, de maduro juicio, de gran
latitud de corazón, y de trato, y conversación tan agradable, que tenía en los
corazones grande imperio. Juntabase a estos dotes, y al lleno de Teología, y
Derechos la grande luz que participaba en la oración, con que sus resoluciones salían
acertadísmas. Presto las experimentó el Ilustrísimo Bentibolio, Nuncio de su
Santidad, sugeto de los grandes de su tiempo, dignísimo de la Purpura, que
poco después alcanzó, el qual, conociendo el lleno del Venerable Padre, lo estimó
de manera, que no daba paso en su legacía, sin consultarle primero, yendo a visitarle
al Convento tres, o quatro vezes en la semana; y esta amistad tan estrecha, cómo
también el consuelo de los Señores Archiduques, fueron la causa de detenerle en
Flandes tantos años; porque en llegando el tiempo del Capítulo, escrivían a su
Santidad mandase a la Religión no ocupasse al Padre Fray Tomás fuera de
Flandes, por lo útil, que era en aquellos Países a su Religión, y a la Iglesia,
a quienes servía con tanta aceptación, cómo provecho.
8. Luego
que llegó a aquellos Estados se comenzó a manifestar el zelo de la Religión
Católica, en queardía, y le comía el corazón, y cómo ellos sirven de frontera a
las heregías, que miran tan cerca de sus ojos, tuvo muchas ocasiones en que
lucir su valor, y entrando en disputa con los Hereges, conseguir de ellos
muchas, y grandes victorias. Entre otros, que convirtió, fue muy notable la que
hizo en un Herege, que halló en una venta, adónde llegó de camino con su
Compañero. Como la heregía es madre de la soberbia, luego que el Luterano vio
Religiosos se encaró con el Compañero del Venerable Padre, y le comenzó a poner
sus argumentos sofísticos, mofando de nuestra Santa Fe, y aclamando sus errores;
mas aunque el Religioso bastantemente le respondía, al Venerable Padre le
pareció que no era tan eficaz cómo pedia su zelo, por lo qual, llegándose a la
disputa, así deshizo los argumentos al Herege, y le apretó con los suyos, que a
pocos lances le hizo conocer, y confesar sus errores, y antes de salir de allí
lo agregó a la Iglesia Católica. Otro Herege, que lo parecía ser en su doctrina,
avía impreso unas proporciones tan sospechosas en la Fe, cómo disfrazadas en
la apariencia; leíanlas muchos con aplauso, y estimación; pero llegando a manos
del Venerable Padre, y conociendo lo oculto de su veneno, escrivió contra
ellas tan doctamente, que llegando su parecer a las Universidades de Lobayna y
Colonia, de suerte satisfizo a sus Doctores, que no sólo lo aprobaron, sino que
le grangeó tanto crédito al Venerable Padre, que quando llegó a sus Ciudades,
los más doctos se le daban por Discípulos, con que ganó nueva estimación su
Familia.
9. Entrado el año de doze le llegaron las Letras de su Santidad para
el Serenísimo Ferdinando, hermano del Duque de Babiera, y Arzobispo de Colonia,
en que le pedía admitiere en su Ciudad a los Camelitas Descalzos; y entre
grandes elogios de la Religión, dice del Venerable Padre, que se las avía de
dar, estas palabras: Es el dicho Fr. Tomás Varón verdaderamente, cómo
en Religión , doctrina y zelo de caridad, [p. 700] así en esfuerzo
de ánimo y diligencia en procurar la
gloria de Dios, y salud del próximo y muy estimado de nosotros. El rigor del Invierno, en que recibió las
cartas, le obligó a diferir para el año siguiente la jornada que hizo,
acompañado de un Ministro grave, que le dio el Señor Archiduque, con cartas de
recomendación, para facilitar al Venerable Padre, así la fundación, cómo la
buelta. No quiso el Señor, que le saliese tan fácil cómo las antecedentes, porque
si bien el Arzobispo Elector dio su licencia con gusto, el Magistrado interpuso
tantas dificultades, que el Venerable Padre estuvo ya para dexarla. Mas
experimentado en que los imposibles se allanan a la oración, acudió a ella, y
enseñándole el Señor los medios que avía deponer, los halló tan eficaces, que
con ellos consiguió lo que no pudo con los favores que traía prevenidos. Por
lo qual, con gusto de los mismos que antes lo repugnaban, este año de de 1613,
a los 26 de Enero se hizo la fundación con asistencia del Principe Ferdinando,
y entró nuestra Descalcez con mucho crédito suyo en Alemania. También aumentó
Dios el del V. Padre con el don de Profecía, y de milagros. A un Religioso de
los, que avía llevado, le profetizó distintamente grandes trabajos, que le
prevenía el Señor, y después vio por experiencia. A otro Religioso, grandemente
fatigado de dolor de estomago, y pecho, con solo aplicarle el Santo Christo
que traía en el suyo el Venerable Padre, repentinamente le cesaron. Con no
menor maravilla sanó a una muger con decirla el Evangelio de San Marcos, de
que toda su casa fue testigo, y lo publicó por milagro en la Ciudad, con que
crecieron en estimación el Padre, y sus súbditos.
CAPÍTULO VII
Sirve la Religón en varios oficios, dilata en nuevas fundaciones, y con opinión de santo, y doctíssimo muere en Roma
1. No cesando el fervoroso Padre en la extensión de su Orden, luego
que volvió de Colonia deseara ocuparse en algunas fundaciones, que le avían
ofrecido. Estorvándoselo por entonces el Capítulo General, que se avía de celebrar
en Roma el año de 1614, se partió a aquella Corte, y juntamente cartas muy
apretadas de los Señores Archiduques y Nuncio de su Santidad, en que pedían
encarecidamente su buelta. Así lo mando el Papa, con que no pudiendo darle
oficio mayor, bolvió a ser Prior de Bruselas, y Vicario General de las Casas ya
fundadas. La Ciudad de Tornay avía ya pedido Religiosas: y así llegando a Flandes,
acudió el Venerable Padre a procurar las licencias, y disponer la Casa, dexando
en posesión a las Monjas a los seis de Octubre de este año de 1614, y por Vicaria
de la nueva fundación a la Madre Isabél de San Pablo, una de las, que fueron de
España. Dixo la primera Misa el Señor Obispo de aquella Ciudad, y dándole por
Titular a nuestro Padre San Jofeph, dio principio el Convento a su observancia.
2. Esparcida por el País la mucha [fama] de los Religiosos, los
desearon en la Ciudad de Duay, celebre por su Academia, en el Obispado de
Arras, dónde los Señores Antonio Emunde y su muger Elena Leonora Severi se
ofrecieron por Patronos, a [p. 701]
Asegurando, que no avría en la execución embarazo. Hallabase el Venerable
Padre algo indispuesto, y dióle el Archiduque una carroza, y al Conde de Vualstines,
que le asistiera con cartas suyas para el Magistrado, en recomendación de su
persona. Ofrecióse también el Governador a la jornada, y con muchas carrozas,
y aparato la proseguían; en medio de ella, ilustrado del Señor, dixo el
Venerable Padre a su compañero Fray Luis de San Francisco: Creo que este
ruido, y obstentación, en vez de ayudar, ha de impedir nuestros intentos. Así
sucedió, contra la esperanza común, porque la Ciudad resistió a la fundación,
y respondió, que ella avisaría, y daría la razón al Archiduque, de no poder
darle gusto. Mientras el Conde, y el Govemador trataban de reducir a los Ministros,
se recogió el Venerable Padre, y abriendo el Contemptus mundi, que siempre
traía consigo, leyó en él estas palabras: Hijo, dexame a mi tu causa, que
yo la dispondré bien a su tiempo. Así lo hizo, y aviendose buelto a Bruselas
con sus acompañados, dispuso el Señor las voluntades de manera, que dentro de
poco tiempo le bolvieron a llamar, y partiendo sólo con su compañero, propuso
su pretensión al Magistrado, el qual no sólo vino con gusto en la fundación,
sino que agradecido a su venida, le hizo un cumplido regalo. Eligió sitio, y
tomó la posesión, dedicada a nuestro Padre San Joseph, a cinco de Octubre del
año de 1615, en las casas del Priorato Aquicintino, del Orden de San
Benito, aunque el año de 1624 lo trasladaron a stio más acomodado los mismos señores
Fundadores, y el Venerable Padre de nuevo confirmó en que valen poco los
humanos favores, quando Dios no aplica el suyo.
3. En el mismo año fue el Venerable Padre a
Herbipoli, Ciud de Alemania, diez jornadas de Bruselas, a tratar con el Obispo de aquella Provincia, que juntamente es
Duque de la Franconia, y Principe soberano, una fundación que le pedía. Aunque
consta del camino, no del fruto, ni sé si en él tuvo efecto la fundición de
aquel Convento, cómo ni tampoco la de Inglostadio en el Ducado de Babiera,
aunque la deseaban, y procuraban también muchos Católicos: lo cierto es , y
consta de una carta suya, que a una, y otra Ciudad acudió el Venerable Padre, y
si no se hizieron las fundaciones entonces, dispuso los ánimos para que se efectuasen
después, cómo en una, y otra parte hoy las gozan. Buelto a Flandes, se la
ofrecieron en Lila, Cabeza de la Galia Bélgica, y celebre Emporio en la Dioceis
de Tornay, y tomando posesión en las casas del Abad Laudende, del Orden de Cister,
se ofreció el Señor Obispo a poner el Santísimo Sacramento día de la Asumpción
de la Santísima Virgen, con que a la Iglesia le dio el Venerable Padre por
Patronos a los gloriosos San Joseph, y Santa Teresa. Cobró el Magistrado tanta
devoción a los Religiosos, que graciosamente les compró nuevo sitio, y más
apacible, y el mismo dia de la Asumpción del año de 1623 se hizo la translación
con asistencia, también de su Ilustrísima, y gran devoción del Pueblo.
No olvidado de la extensión de sus Monjas, el año de 1616, les fundó Convento
en Malinas, Cabeza de Su Provincia, adónde llevando Monjas, y por Vicaria a la
gran Madre Leonor de San Bernardo, Española, las dexó en su clausura a los
treinta de Octubre, y por tutelares a nuestros Padres San Joseph y Santa
Teresa.
4. Concluidas estas fundadciones, bolvió el Venerable Padre a su
ocupación, y a disponer su jornada para Roma, dónde el año siguiente [s. 702] de 1617 se avía de celebrar el Capítulo. Huviera
en el salido General, porque le amaban mucho los Italianos, a no aver
prevenido los Señores Archiduques al Papa para que no les privasse la Religión
de aquel consuelo. Embió su Santidad recado al Capítulo General, diciendole era
justo condescender con la petición de Principes tan Católicos, y aviéndose
dividido en él las Provincias de aquella Congregación, el Venerable Padre salió
electo en Provincial de las Casas de Flandes, y Alemania, y juntamente Prior
de Lobayna, satisfechos los Electores, que tantos oficios eran pequeña ocupación
para su mucha prudencia. En este Capítulo, en que le dividieron las Provincias,
huvo alguna altercación entre las de Francia, y Flandes, porque cada una quería
a San Joseph por Patrón, y los Provinciales eran devotísimos del Santo. Redúxose
la competencia a suertes y siempre que las echaron salió el Santo por la de
Flandes, con que se persuadieron los demás, que por el Venerable Padre tomaba
el Santo la protección de su Provincia, cuyo título dio a casi todos los
Conventos, que fundó en ambas Congregaciones.
Vuelto a
Flandes, fue recibido de los Principes con singulares caricias; visitó su
Convento, y Provincia, y no contento con procurar adelantar las fundaciones ya
hechas; comenzó a disponer otra de Religiosos en Liejar[1], Ciudad que reconoce por
Señor al Obispo de este Título, que entonces lo era el Serenísimo Ferdinando,
Arzobiapo también de Colonia, el qual agradado de tenerlos por vecinos en esta
Ciudad, los admitió en Liejar a 28 de Abril de 1618, quedando por titulares de la fundación San Joseph, y Santa
Teresa. Con el mismo patrocinio hizo este mismo año otra fundación de Monjas a
Valencenas, Ciudad muy principal en el Condado de Hannonia a los 13 de Octtubre. Partiendo
para Ambers, donde ya tenía otra de Religiosos concertada, y tomando la posesión
a los primeros de Mayo, la dedicó también a San Joseph, y el Venerable Padre
puso el Santísimo Sacramento. Después se mejoró de sitio, y hoy es de las
mejores que tiene aquella grave Provincia.
4.
Tantos caminos, y
fundaciones parece que le avían hecho olvidar los antiguos deseos de la vida
Eremítica y zelo de las Misiones, que antes ardían en su pecho; pero estando en
esta ocasión en Flandes, y gastando una noche en oración, dixo a la mañana Misa
de su devoto Padre San Joseph, en la qual le renovó el Señor ambos afectos, y
fue conmocion tan eficáz, que le pareció ver muchos Religiosos, que pedían ser
fundamentos de este espiritual edificio: con que concibiendo firme resolución
de fundar una Casa de Desierto en su Provincia, comenzó desde luego a buscar sitio;
hallóle después de muchas diligencias, y caminos en la selva llamada Marlania, una
legua distante de Namur, tan cortado a su deseo, y conforme a su Eremítica
profesión, que creyó averselo Dios encaminado; El sitio era amenísimo, y tan
poblado de arboles, de fuentes, de montes, de vistas para recrear el natural;
cómo solitario, y devoto para orar a Dios en silencio, y en espíritu. Bien lo
conoció el demonio y no atrevíendose a acometer al Venerable Padre, se le representó
en sueños la noche siguiente a su Compañero Fr. Francisco de Jesús, y de suerte
le atormentó, que dió una voz terrible, y espantosa, con la qual despertando
el siervo de Dios, acudió al ruido, y supo que los demonios le avían querido
ahogar, amenazándole que lo harían, si pasaba adelante el intento. Confirmado
el Ve- [s. 703] -nerable Padre era gusto de Dios lo que tanto sentía
su enemigo, se lo propuso a los Señores Archiduques, y les pidió el sitio necesario
para aquella fundación Eremítica. Toda la autoridad que tenía con ellos, y
otros señores de su Corte, fue menester para vencer las largas de los Consejos,
y dificultades que algunos interesados oponían; pero la devoción de sus
Altezas fue tal, que no sólo le dieron el sitio,
sino quisieron ser sus Fundadores, y que por su cuenta se hiziese toda la obra desde
sus primeros cimientos. Tomóse la posesión por Julio de 1619, dándole por
Patrón a nuestro Padre San Joseph, y para poner la primera piedra combidó el
Venerable Padre a sus Altezas, las quales la pusieron con gran devoción, haziéndo
el oficio el Obispo de Namur; y no sólo gastaron todo el día en ver el sitio, sino
que dexada la comida de Palacio,
comieron solamente la pobre que los Religiosos tenían prevenida. Con tales
Patronos, y otras limosnas que negoció el Venerable Padre, creció el edificio
tan apriesa, que al año y medio estaban acabados la Iglesia, el Convento, las
Ermitas y todo debaxo de cerca; con que a los catorce de Septiembre se dedicó,
concurriendo muchos señores, y Pueblos en aquella soledad, y sentaron los
exercicios eremíticos con general edificación, y confuelo muy especial del
Venerable Padre, que tanto le avía costado.
6. Para cumplir
el segundo deseo de las Misiones en lo que le era permitido, negoció para la
Nación inglesa segunda fundación de Monjas en Ambers, para que en tierra agena
tuviesen comodidad de dedicarse a Dios las que no podían en la propia. Tomó la
posesión a quatro de Junio de elle año de 1619 y trayendo Fundadoras de la
Religión, después de algunos años dieron la obediencia al Obispo, aunque
no consta la causa. Con el mismo zelo el año de 1621 fundó segundo Convento en
Lobayna, que fuese Seminario de las Naciones Inglesa, Escocesa, Olandesa, y
Alemana, y en él estudiasen los Ministros, que avían de ir a la redución de sus
Provincias. Hizose la fundación a los catorcc de Septiembre, y nuestros Padres
S. Joseph, y Santa Teresa quedaron por sus Patronos. Para que los Religiosos,
que pasaban al Desierto, o en él enfermaban, tuvieran dónde recogerse, dispuso
el Venerable Padre en la misma Ciudad de Namur un Hospicio; pero la piedad de sus
moradores interesada en la utilidad de nuestros Religiosos, lo hizo Convento el
año de 1622 y tomando el Venerable Padre la posesión a los treinta de Julio, lo
dexó dedicado a San Joseph. No cesando el cuidado, porque no cesaba su amor,
comenzó el mismo año la fundación de Monjas en la Ciudad de Gante, que es la
primera del Condado de Flandes, la qual executó con la hazienda de quatro Damas
de la Señora lnfanta, que quisieron entregarlas al Señor con sus personas; a
cuyo Hábito, y Profesión su Alteza asistió tan alegre, cómo embidiosa de su
dicha. De esta Ciudad pasó a Dola, que es la segunda de el Condado de Borgoña,
dónde dexó Rellgiosos, y al cuidado de su succesor proseguír la obra comenzada,
que se hizo dando el Rey nuestro señor graciosamente el sitio del Castillo
viejo, con que se dió principio a la fabrica.
7. Todas estas
fundaciones negoció, y executó el Venerable Padre en doce años que estuvo en aquellas
Provincias (sin otras, que puso en plática, y se concluyeron después), en las quales
se vé lo mucho, que le debe la Religión, pues después de nuestra Santa Madre,
ninguno de sus hijos la estendió en tantas Pro-[p.
704] -vincias,
ni Casas; porque añadidas a las de
Francia, Flandes, y Alemania, las de Bolarque, y Batuecas, que hizo en
España, con la de Zaragoza, que crió desde su primera cuna, pasaron de veinte
y una las de Religiosos, y Monjas, con que dexó aumentada su Orden. Cosas muy sobrenaturales
confiesa el mismo Venerable Padre que le acaecieron en ellas, pero aviéndolas
ocultado su humildad, como otras muchas de su vida, solamente podemos conjeturar
que tuvo de el Señor muchas ayudas de costa, y que fue grande su valor, incansable
su paciencia, su industria singular, y el corazón muy de marca en tantos gastos,
caminos y ocasones, que avía de allanar, y tantas voluntades, e imposibles,
como era forzoso vencer en la fundación, no de uno sólo, sino de tantos
Conventos, y más en partes donde la estrañeza de las Naciones (a quien suelen seguir
las voluntades) halla montes aun en las mismas llanuras; pero armado de la
gracia del Señor, y de la luz que en la oración recibía, no sólo fundó tantos
Conventos, sino puso en ellos la observancia tan entera, como en España la
plantaron nuestros primitivos Padres, con que han sido, y son los Carmelitas Descalzos
(sea dicho sin emulación) los ojos de aquellas Provincias.
8. Entrando el
año de mil seiscientos y veinte y tres, y último del Oficio de provincial, en
que su Provincia le avía confirmado, pasó al Capítulo General,que se avía de celebrar
en Loan, cerca de Génova. Llegó á el tan lleno de enfermedades, y tan gastado
con los cuidados, y caminos de tantos años, que pidió por recompensa le dejasen
sin ocupación, pues de justicia lo pedían su edad, y más su aprovechamiento.
Los
Prelados por darle gusto, y no privarse de sus talentos, lo eligieron Definidor
General, en que sin cura de almas podía beneficiar á la Religión con su consejo,
y acertadas experiencias; en cuya ocupación lo conservó quatro años que la vida
le duró, aunque muy lleno de achaques. Grandemente sintio Flandes su ausencia,
y tuvo razón, porque perdió uno de los mayores hombres, que tenía en aquel
tiempo, y en quien sus Pueblos, sus Academias, sus Estrados, sus Obispos, y sus
Principes tanto interesaban. En especial la Señora Infante los excedió en el sentimiento
por su falta, y dió sus quejas a la Religión, y al Pontífice, de que le huviesen
quitado al Padre Fray Tomás, quando estaba tan necesitada de ayuda, y de consuelo. Escrivió una, y muchas vezes al Venerable
Padre, así en ordena que volviese, como para comunicarle las cosas de sus
Provincias, y esto con tantas circunstancias de fineza, y estimación, que nuestro
Padre Gneral Fray Juan del Espíritu Santo (que entoncés estaba en Roma) dice en
su deposición estas palabras:Ví cartas en Roma de la dicha Señora
Infante, escritas todas de su letra y muy largas, en
que le daba cuenta de las cosas de aquellos Estados y la pena y sentimiento que
tenía de verle fuera de ellos, rogándole bolviesse lo más presto que pudiesse,
y que en orden de esto se hazían diligencias apretadas para conseguirlo,
con otras muchas muestras del amor que su Alteza le tenía y estima que de el hazía, que yo me espanté, y sino
las viera no las creyera. Así estimaba aquella santa, y discreta Señora
a los sugetos doctos, y santos.
9. Deseó la
Religión, deseó el Pontífice dar gusto a tan gran Señora, mas la poca salud del
Venerable Padre, y los grandes fríos de aquellos Países, les sirvieron a todos
de escusa, sólo alegre para el siervo de Dios, que venía huyendo los ho- [p. 705] -nores. No pudo conseguirlo, psrque el título de
Apóstol de Flandes, que tenía grangeado en Roma, las libros impresos, y sus
nuevas experiencias, se los hizieron más públicos. Retiróe al Convento de la Escala
y viéndose ya libre de governar almas, coma hasta allí avía hecho, puso toda su
atención en la propia. Acudía a todo el rigor de la Comunidad, aún maá de lo
que le permitían sus fuerzas, y hecho en el fervor Novicio, decia con David,
que entonces comenzba serlo en la Religión. Consultabale toda Roma, sus sentencias
eran veneradas en los mayores concursos. El tiempo que le dexaban lo gastaba en
la celsa, ya orando, ya escriviendo materias Mysticas, de que ya sólo trataba
en estos últimos años, par la razón que en una de sus cartas escrive: En este
estudio (dice) tengo un poco de gusto, porque estudiando, oro, y orando aprendo,
y estudio; y esto es lo que me entretiene y con lo que vivo con alguna satisfacción,
hasta que acabado este destierro, lleguemos a beber de la Fuente viva.
En esta
ocupación gastó el Venerable Padre quatro años, en los quales, sobre lo que
padecía, vino a quedar tan tullido con los fríos y destemple que sacó de
Flandes, que apenas podía usar de sus miembros, sin grata trabajo, y dolor.
Todo lo pasaba con tanta serenidad, y paciencia, con tanta alegría, y
paz interior, que a todos maravillaba; y así Prelados, cómo súbditos, acudían a
su celda muchas vezes a venerar las virtudes de aquella alma. Avía revelado el
Señor en Ambers a la santa Madre Ana de San Bartolomé, y en Ávila
a la Venerable Catalina de Christo, la mucha gloria que avía de dar a su siervo,
y disponiéndole para ella con las antiguas enfermedades de gota, y compresón de
su cuerpo, conoció que ya se le acercaba. Dispusose con muy fervorosos actos, recibió
los Santos Sacramentos, y con mucho consuelo suyo, y Ilanto de la Religión, a
los veinte y quatro de Mayo de el presente se les fue al Cielo, dexando gran deseo
de sí a aquella, y a otras edades.
10. Grandemente sintió su falta aquella
Congregación, porque en y sentir de todos fue grandísima, pues confesan en sus
dichos quatro Generales de las dos Congregaciones, aver sido en letras, en
virtud, en valor, y govierno, de lo mayor que ha tenido la Religión, y de los
que más la han ilustrado. Enterraronle con innumerable concurso de aquella gran
Ciudad, que le aclamó por varon santo. Pero la Provincia de Flandes, cómo más
obligada, por ser hija de los cuidados de este admirable varón, se mostró más
tierna, y devota en las demostraciones. Hizole en todos sus Conventos honras
solemnissimas, y permitiendo a la obligación algo singular la mnodestia,
consintieron los Prelados que en el Convento de el Santo Yermo, que en aquella Provincia fundó, se pusiese la
estatua del Venerable Padre, labrada de piedra, con letrero, que explicase su
nombre, y deudas de aquella Casa. Todo se executó, y hecha de figura entera,
con los ojos elevados en el Cielo, en una mano dos libros, se colocó con grande
consuelo de los Religiosos en la parte siniestra de la puerta que sale al
Claustro, y a sus
pies la inscripción siguiente: [p. 706]
D.O.M.V.P.F. Thomas a Jesu, Hispanus Biacensis,primus hujus Provinciae Provincialis et Fundator,Huius et alterius in Hispania Eremorum Author:Primitivae Carmeli disciplinae propagator,quis, et quantus S. Theologiae, tam Scholasicae quam Mysticae, et I.V. doctor fuerit,scripta praebant.Obiit Romae, Definitor Generalis, 24 maij 1627
11. Por consuelo de su ausencia nos dexó mucha parte de su vida (segun
dixo San Enodio) en sus escritos. Fue en su ingenio casi universal la noticia
de las ciencias; y si los oficios, y fundaciones no le huvieran estorvado el
tiempo, fuera mayor el número de sus obras. Por las que hoy gozamos le han
dado cumplidas alabanzas los mayores hombres de su edad, y ninguno le llega a
citar, que no lo haga particular estima. El Padre Suarez le nombra Sapientissimo;
Fray Manuel Rodríguez, Doctissimo y Religiosissimo ; Prospero Estelario,
y Jacobo Saliano, Varón en piedad, y sabiduria preclaro, y el
Reverendíssimo Bona, que después subió a ser Cardenal, en su libro de Mystica
Teología le llamo Segando Hierotheo, Maestro de el Divino Areopagita: Audiamus
pro omnibus alterum Hierotheum, scilicet, P. Fr. Thomam á Jesus etc.
y otros muchos le dan semejantes epítetos, cómo se pueden ver en la Historía de
nuestros Padres de Italia, tom. 2. lib. 2. cap. 48. La gravíssima
Congregación de Propaganda Fide, agradecida de lo que escrivió para luz de sus
Missionarios, aún viviendo le honró con encarecidos encomios, y Monseñor Coccino, Auditor, y Decano de la
Rota, hombre doctísimo, y uno de los Juezes mas rectos, y Christianos, que se
han conocido en aquella Curia, dixo a nuestro Padre General Fray Juan del Espíritu
Santo estas notables palabras: Si
nuestro Señor el Papa Gregorio XV me mandra hazer una nueva Recopilación de los
Derechos y Sacros Cánones, le dixera no se podía tomar dentro de Roma
persona mas apta y a propósito que el Padre Fray Tomás de Jesús, Carmelita
Descalzo, y esto digo (añadió) casi sin conocerle y por lo mucho que en
la explicación, y comento de vuestra Regla muestra de erudición, Jurisprudencia,
y Teología. De todas sus Obras se puede decir lo mismo, de las quales, aunque algunas escrivio en Lengua
Española; traducidas después a la Latina, las reduxó
con las demás a quatro Tomos, y según
consta de sus cartas, que entonces escrivió, ya los tenía destinados a la
Imprenta. Sus enfermedades, y muerte lo impidieron por entonces, mas ahora los
acaba de imprimir en Colonia el muy Reverendo, y docto Padre Fray Pablo de Todos
Santos, en dos cuerpos Grandes, que abrazan los quatro Tomos, y yo sólo diré
aquí el catalogo que el V. P. Fr. Tomás nos remitió desde Flandes.
PRIMUS TOMUS
- Stimulus Missionum
- De conversione omniam gentium procuranda.
- Praxis five exercitia viva Fidei.
- De virtutibus, Donis, et Beatidtudinibus.
SECUNDUS TOMUS
- Commentaria in Regulam primitivam B. V. Mariae de Monte Carmeli. [p. 707]
- Commentaria in cap. Non dicatis, de voto paupertatis.
- De modo visitandi.
- Biblioteca Carmelitana.
- De Viris illuslríbus Ordinis Carmelitarum, simul cum Apologia pro Joanne Hyerosolimitano.
TERTIUS TOMUS
- Via brevis, et plana orationis et contemplationis.
- De orattone divina , sive a Deo infusa.
- De contemplatione divina et supernaturali
- Regula discernendi gradus perfectionis.
- Instructio spiritualis exercitiorum vitae Eremiticae.
- Compendium orationis B. M. N Teresiae.
- Apologia pro defensione doctrinae B. M. N Teresiae.
- Tractatus de presentia Dei
- Brevis tractatus de scrupulis.
- Rethorica spiritualis in concionibus habenda.
QUARTUS TOMUS
- Commentaria in D. Thomam de raptu, extasi, et prophetia.
- Expositio libri duodecimi D. Augustini super Genesi ad litteram, de visionibus et revelationibus.
- De erroribus Mysticorum huius et antiqui temporis.
- Censura Theologiae Germanicae.
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