Tomás de Jesús
Primera parte del camino espiritual de oración y contemplación.
Dónde se trata de lo que debe hazer el
que quisiere tener oración: desde el principio de su conversión hasta llegar a
la fin de la perfección repartido en tres tratados[1].
(BNE Mss/6533)
[f. 2r]
ü Tratado primero de la oraçión y partes della
ü Tratado segundo de las tres vías purgativa
illuminativa y unitiva. Dónde se ponen en particular los exercicios de cada una
ü Tratado tercero, qué sea contemplación, y los
grados y especies della. Y se enseña qual es el modo de contemplación más
perfecto, y más acomodado para cada uno, según su aprovechamiento[2].
[f. 2v] – en blanco
[f. 3r]
Prologo del camino espiritual
La principal yntençión, devoto lector,
deste libro es instruir y encaminar las almas desde la primera jornada y
principios de la oraçión y mortificaçión hasta el fin deste espiritual camino,
declarando los pasos, grados, y escalones por dónde el Señor las suele llebar.
Esto es el modo, que han de llebar de horaçión, de mortificaçión, de exerciçios
de virtudes, y las tentaçiones, trabajos, y dificultades, que se le han de
hofreçer, dando avisos y reglas, así para el principio, como para el medio, y
fin deste camino, que so los prinçipiantes, aprobechantes, y perfectos. Y así
toda esta obra tiene por principal materia tratar de las tres vias, que
comunamente llaman: purgativa, que es de
los, que comiençan; illuminativa de los
que aprobechan, y unitiba, de los que son
ya perfectos, poniendo en cada vía muy en particular los exerçiçiosm y actos
proprios de cad un estado, y esta es la causa porque llamamos a este libro camino
espiritual, así por esto, como porque, con el fabor de Nuestro Señor
Jesucristo, esperamos que podrá serbir de una luz, y guya, para [f. 3v]
que las personas, que busacan a Dios, anden por el camino de la perfeçión,
virtudes, oraçión, y mortificaçión, como por camino Real, viendo cómo y adónde
ponen los pies, donde estan los atajos, dónde los pantanos, donde los ladrones,
y peligros, y quales senderos han de dejar, y quales [h]an de tomar hasta
llegar a la perfecçión de la vida christiana, que es el término, y fin deste
camino.
Y porque la oraçón mental, que es de la que aquí principalmente
tratamos, es en dos maneras, una la que cada uno puede y debe procurar alcanzar
con sus fuerças y trabajo mediante la divina graçia y fabor, disponiendose con
la mortificaçión, y ayudandose de hotros medios, que adelante diremos, la qual
podemos llamar oraçión adquicita[3], porque se adquiere con nuestra industria, y trabajo. Otra, más
alta y sobrenatural, la qual infunde, y das Dios a quien es servido, y es don
particular suyo, que por más que uno trabaje, no lo alcançará, si el Señor por
su divina misericordia no se lo concediere, aunque de ordinario lo suele
comunicar su Magestad a quien se ha exerçitado y trabajado en la primera
oraçión, y en mortificaçión, y virtudes, pues según estas dos maneras de
oraçión dividiremos este [f. 4r] Tratado en dos partes. En la
primera diremos, con la ayuda de nuestro Señor, de la oraçión que es común para
todos los christianos, y la que Jesuchristo[4] nos pide, y manda en su Evangelio, quando nos diçe, que oremos
sin cesar[5], y la que de suyo es muy suficiente, y poderosa, para alcançar
del Señor todos los bienes, thesoros, y riquezas de que nuestra alma tiene
neçeçidad, porque con esta oraçión puede ser una alma perfecta en esta vida, y
si tiene mayores virtudes, y mortificaçión, lo será más, que teniendo la
oraçión rica y sobrenatural, si le faltan estas. Desta oración ynfusa y divina
trataremos largamente en la segunda parte, que después de esta, siendo el Señor
servido, saldrá a luz: que no es poco de sentir y de llorar, que habiendo
muchas almas, a quién el Señor comunica esta oración, esté escrito tan poco
della, pues quanto la oración es mayor, tanto lo es también el peligro, y por
el consiguiente la neçezidad de luz, y de guia, y de la una y otra espeçie de
oración declararemos. Primeramente en qué consiste, quales sean sus partes,
ayudas e impedimentos. Y luego cómo se han de haber, así en la una, cómo en la
otra, los principiantes, [f. 4v] los que aprobechan, y finalmente
los, que han llegado a lo más perfecto, y açendarado [?] de ella; enseñando los
grados altísimos de perfeçión, que en esta vida, mediante la gracia dibina del
Señor, puede uno llegar, así de oración, cómo de conoçimiento de Dios, de
alteza de heroycas virtudes, de mortificaçión, de passiones, de hotros dones
sobrenaturales, la qual servirá, lo uno para aficionar las almas a la oración,
pues ella es el medio, y instrumento principal para alacançar estos bienes; lo
otro, para que acabe le hombre de entender el infinito amor, que Dios nos
tiene, la grandeza de su sabiduría, y bondad, el abismo de sus consejos, el
poder immenso con las demás grandezas, y perfeçiones suyas, y aunque hay muchos
y provechosos libros escritos de oración, espero en nuestro Señor, que este no
será superfluo por ser su doctrina más en particular, que esto, que más importa
para dotrinas morales, las quales quanto más unibersales, más peligrosas. También
por ser este nuestro trabajo ordenado a guiar las almas desde que nazen y po- [f.
5r] –nen los pies en la región del espíritu, hasta que llegan a lo
más alto y perfecto de oración, según que en esta vida mortal se permite, así
en lo acquiçito, cómo en lo sobrenatural, e infuso. Y quando no hiçiera yo más
que dezir lo, que hotros han dicho (que no será poco açertar lo hazer), no por
eso habrá de ser mal reçibido este trabajo, pues el día de hoy hestan tan
estragados los gustos de los [h]ombres, quanto sus mesmas costumbres, y lo que
una vez leen, y de lo que hoy se le agrada, mañana se canasa, y les da en
rostro, y andan buscando libros nuebos, más que costumbres nuebas. Y aunque
esto es de loar, quando los libros son buenos, pero naze de enfermedad, y flaqueza
de mal humor, que en el gusto predomina, pues el mejor remedio, que puede haber
para remediar este astio, y para que el hombre coma comida, que le sustente, es
guisarle el mismo manjar de hotra manera, como se haze con los enfermos, para
que, así engañado, el gusto con el nuevo modo arastren a comer lo que antes les
daba pena el pensarlo. Quando mi trabajo no fuese otro, y que alguna [f. 5v]
alma por este Camino se aprobechase, lo daría por bien empleado. No me preçio
de traer cosas nuebas, pues la doctrina de la verdad, y espíritu, qual es la de
oración, negación, penitencia, Cruz, imitación de Jesuchristo, y cumplimiento
de su sanctísima voluntad de Dios, no lo es, ni lo será en la Iglesia. Solo
pretendo sacar a luz, y declarar más la doctrina de la Sagrada Escritura, de
los Santos, y lo que hotros han dicho con alguna obscuridad, y aclararlo más, y
recoger lo que esta esparçido, y dividido en muchas partes, reduciendolo a un
camino de oración, escogiendo de todos la más sana y llana doctrina, y la más
segura y sólida, y aquella que ha de ser para más edificación y provecho de las
almas, para gusto, o curiosidad, conviene a saber, la que más ayudare a fundar
a las virtudes maziças, a la mortificación, deseo de Cruz, y imitación de
nuestro Señor Jesucristo. Y para conseguir mejor esto, procuraré acomodarme aun
en las cosas sobrenaturales a un castellano el más llano y común, que supiere,
y al lenguaje más ordinario, y usado de la Theología escolástica, desnudando
estas cosas de los términos, y lenguaje con que [f. 6r] los
docotores mixticos los tratan, con los quales los hazen, no solo obscuras e
ynstrinladas [?], sino al parecer inaçessibles, y lo que más es a los
theologos, que bien sienten, pero no han llegado a experimentar lo que ellos
escriben, imposible y contrarias a la buena theología, y así biene el que más
honra les haze a juzgar las propiedades y devociones in fundamento, y
los que las miran con cençura [?] a su parecer de theologos por invenciones,
ylluciones, y engaños de mujerçicas. Todo naze de ver las verdades de la
theología vestidas con tal traje, que las desconocen y abominan, y así anda
desacreditada y difamada. La theología de que hablamos esté toda fundada en la
Escritura Sagrada y en la theología escolástica, la qual toda se ordena a la
mixtica. Porque ¿qué cosa es theología escolástica sino un conocimiento [práctico]
especulativo de Dios? Y qué es la theología mixtica, sino un conocimiento
práctico y experimental de Dios mismo? La primera se ordena a conozer, la
segunda conocer y gustar, y así como el creer se ordena a obrar, así el conoçer
a Dios por el entendimiento [f. 6v] se ordena a gustarle por el
afecto, y a unirse con Él por amor. Esta es la que llaman mixtica Theología,
cómo más largamente diremos adelante, y esta es la çiençia y sabiduría, que
llama s. Dionisio[6] divinísima, a la qual encamina toda la Theología, toda la
doctrina de las Escrituras Sagradas, y todo quanto Dios ha hecho, criado y
rebelado en este mundo, todo sirve para llevar al hombre y encaminarle a esta
divina sabiduría y unión con Dios.
En esta primera parte, después de haber declarado los exerçiçios
en que las almas se han de exerçitar según diferentes estados de principiantes,
aprobechados y perfectos, trataremos qué cosa sea cntemplación, y los diferentes
caminos y grados della, a los quales deben subir los que han comenzado a
exerçitarse en oración, dando algunas reglas y avisos para que cada uno sepa el
camino de contemplación que ha de elegir, según el estado y modo que tiene de
oración, para que así en cosa de tanta importancia no yerre. Y así mesmo
diremos los medios y exerçiçios de que se ha de aprobechar para que persevere
más en el camino, que ha elegido, para que así lle- [f.7r] –gue a la
perfecta unión de su alma con Dios.
Lo que principalmente ma
ha movido a haber este tratado es la mucha necesidad, que he experimentado en
muchas almas, que habiendo comenzado bien el camino de oración, por no tener
maestro que las ayuda, dé luz, o se quedan allí, o, si pasan adelante, es con
gran trabajo y dificultad, como lo tuviera el que caminara a tienti, sin guia y
de noche por el camino, que nunca habrá andado. Yo he conocido algunas personas
en esta parte en grandes ygnorancias, tanto que a algunas les parecía no había
más oración que la meditación, y otros entendiendo esto mesmo estando más
adelante en contemplación, que procuraban huir della como de una cosa
impertinente, y vovler a sus discursos, a otros con una contemplación muy
quieta, con gran silencio de las potencias, les parecía (por no entenderlo),
que aquella paz y sosiego de el alma era melancolía, y no han faltado algunos,
que habiendo alcançado una contemplación muy sobrenatural, con grande ozio y
quietud del [f.7v] alma, estaban en sí para dejar la oración estando
persuadidos, que no les llevaba Dios por este camino, y que sería mejor
entender en obras de vida activa. Finalmente se encontraron muchas personas,
particularmente mujere, y aún hombres, que no tengan mucha plática de estos
exerçiçios en estas y otras y[g]norancias, attolladas en el camino de la
oración, y estando su alma con grande dispoçiçión para pasar adelante, quedarse
al principio del camino, y muchas volverse atrás por falta de luz y guía, que
cómo los maestros de espíritu no les dize[n] nada, o por no saberlo, o por no
estar las almas dispuestas para más, y particularmente en las religiones dónde
se trata de oración, y meditación, y por ventura los novicios entonces no
tienen capacidad para más, quando salen de noviciado, por no haber quién les dé
luz, y por no entender los libros, y aunque los entienden, por sí no son
suficientes para gobernarse, nunca salen de mantillas, y de aquellos principios
que les enseñaron, [f.8r] estando persuadidos, que aquel pan es
suficiente para toda la vida. Por lo menos deb[e]rían los maestros de novicios
darles a entender hasta quando se ayan de aprovechar de los discursos, y quando
los habían de dejar, y los que vieren más aprovechados, o a los que Dios les
començaba a dar algunos principios de contemplación, que (como diremos
adelante) lo suele hacer su Magestad con muchos aun en los principios, sería
bien les ynstruyesen y enseñasen de lo que debían hazer, y el modo que habían
de guardar para aprovechar más en su oración, y para que los demás maestros de
los profesados, o Prelados de los conventos los examinasen en el camino de
oración, y enseñasen según su necesidad, o por lo menos, los prelados
superiores visitasen y examinasen primero esto, que otras cosas de menos
importancia, en que se ocupan y detienen, pues de aquí dependía criar la
religión sujetos aprovechados y juntados en oración. Y porque no todos los que
han de ser maestros de espíritu podrán haber leydo de espaçio los libros que
tra- [f.8v] –tan de esto, ni los discipulos, todas veces tendran a
mano maestros a quien acudir, servira este trabajo así para los unos, cómo para
los otros.
Por esta razón será también este tratado de gran consuelo para
saber cada uno entenderse, porque para las almas, que tratan de oraçión no ay
mayor desconsuelo, ni trabajo, que andar a oscuras, y como en tinieblas, sin
saber dónde ponen el pie, si en parte segura, o peligrosa.
Será así mesmo de gran probecho para estimar, y conserbar los
dones de Dios, porque como dize el bienabenturado S.
Gregorio: Si uno no conoçe los dones de Dios, cómo los guardará? O
¿Cómo agradeçerá el benefiçio, el que no sab , que lo ha reçibido? Pues
conoçiendo, que el Sñor nos haze mercedes estimalas el alma, y procura consebarlas,
y agradeçerlas, y animarse más al camino de perfeçión, viendo que aprobrcha
algo, y que el Sñor le ba haçiendo merced. Que todo esto es necesario para
nuestra flaqueza, que así, cómo no hay cosa, que más desmaye a uno, que
estudia, que ver no sabe nada, ni aprobecha en el estudio, así no ay cosa que
más desmaye en el camino de la oración, que pensar una Alma, [f.9r]
que trabaja en vano, y sin fruto, ni aprobechamientos. Pues de lo que serbirá
este tratado es de dar luz, y ser como un espejo dónde cada uno poco más, o
menos vea el estado de su anima, lo que ha andado, y lo que le falta, y lo que
ha de haçer para llegar al fin de la contemplaçion, que es la íntima unión del
alma con Dios.
Desta materia ay poco escrito en nuestro vulgar, y es [h]arto de
marabillar, que abiendo escrito tantas cosas [en] los santos della, en
otras lenguas estranjeras, esté la nuestra tan ayuna de una cosa de tanta
importancia, sino es que pareciese a alguno ser de ynconbeniente, que cosas tan
delicadas, y espirituales andubiesen en romançe, por la ocasión, que a su
parezer los ignorantes y rudos toman para errar, convirtiendo en pozoña, lo que
se les da por mediçina: y no sé, que razón pueda mover a esto, porque es
neçesario, que en la Igleçia aya muchas, como las ha abido desde el prinçipio
della, que lleban Camino de Oración, y estas, cómo la experiencia enseña,
tienen gran neçeçidad de ser ynstruydas, y guiadas eneste camino, que, cómo es
de tanto fruto, y bien para las almas, y las, que caminan por el ban de
ordinario, cargadas de tesoros del Çielo, procura el [f.9v] demonio
saltearlas poniendoles mil lazos, y dificultades, procurando, que dejen el
camino començado, o que lo prosiguen con menos aprobechamiento, porque sabe él
muy bien el fruto tan inestimable, que a la Iglesia se sigue de semexantes
almas perfectas, y aprobechadas en oraçión. Pues, que mayor neçeçidad, ni que
mayor probecho puede ser, que dar luz a los que ban por este camino, y mostrar
los peligros, que han de uyr, y los medios, que han de hazer para salir con
esta empresa, y no sé que cosa de mayor ymportancia pueda ser, que mostrar al
cristiano en que consista su felicidad, y bienabenturança, que es en la unión
con su Último fin, que es Dios, y los medios, que para esto más lo han de
ayudar, quales son oraçion, la
contemplaçión, mortificaçión, y exerçiçio de las virtudes, para que así
apartando, y discerniendo lo verdadero de lo falso, lo çierto de lo ynçierto, y
peligroso, lo solido [de] y maziso de lo, que es aparente, y de poco
balor, poniendo los pies sobre la piedra sirme de la fe, de las virtudes, y de
la ymitiaçión de Xpo Nuestro Señor, consiga lo que desea, y principalmente en
estos tiempos, dónde pareçe, que ha declinado tanto la flaqueza, y miseria [f. 10r]
humana, que en los exerçiçios de oraciçon hordenados de suyo a la
mortificaçión, humildad, y cumplimiento de la boluntad dibina, busca más
sentimientos de gusto, y deleyte, que la virtud verdadera, y propria
mortificaçión, y ha dad en apreçiar y estimar tanto cosas extraordinarias de
viçiones, y rebelaciones, y otras semxantes, en que en ninguna manera consiste
la perfeçion christiana, llenas más de peligro, que de probecho, que les
pareze, que quien trata de oración, y esto no tiene, no es de los perfectos, y
aprobechados en ella, de suerte, que miden el fruto de la oración con los
gustos sençibles, y la perfeçion della con las visiones, y rebelaçiones, y
abriendose de medir con la charidad, y humildad, mortificaçion, Cruz y
desprecio de sí mismo. Y porque podría pareçer a halguna, que las cosas de
espíritu no estan suxetas a regla, y que es mucha coartaçión, y por bentura
yerro, querer en las obras, que Dios haze a su albedrío, y boluntad tan barias,
y tan sobre todo lo que podemos alcançar, suxetralas açiertas reglas, y
documentos, como si fuesen mathematicas ho hotra materia [f. 10v]
natural y uniforme, sepa, que no es nuestra yntençion querer reduzir a una ley,
y regla las cosas de espíritu, antes la primera, que en esta materia enseñamos
es, que cada uno tome, y siga por regla aquello, que el Espíritu Santo le
enseñare, y que siga el modo, que este Dibino Espíritu le dictare, abiendo
primero examinado con maduro consejo la inspiraçión, que aun esta también está
suxeta a reglas, las quales cada paso enseñan los santos para discernir quando
es de Dios, y quando del mal espíritu.
Y para que mejor se entienda quales cosas caen debaxo de regla, y
en quales quiso Dios en çierta manera suxetar su grandeza, y luz a nuestra
dispoçiçion, sepa, que así como una desposada para pareçer bien a su esposo se
puede componer y adornar dos xeneros de atanios y xoyas: el uno es con aquellas
quales [le ha dado] estan en su mano, y dispoçiçion para ponerse unas y
dexar otras, y para componerse con ellos desta o de aquella manera. Otras son
las que su esposo le ynbía para que se las ponga, porque es gusto y contento
suyo, digamos, que el mismo esposo [f. 11r] viniese y se las
vistiese, estas, no se dirá, estan en su albedrío, y dispoçiçion, sino que las
ha de reçibir, y tener adónde, y cómo él se las pusiere, de ellas no puede
tener más, ni menos de las, que él le diese. Pero aunque esto no está en su
mano, estálo empero ^[en margen: el disponerse para que se las dé]^, el
guardarlas no se le pierdan, o ensuçien, o menos la ben como si fueran propias
suyas. De la mesma manera podemos philosophar en estos dones divinos con
losquales pretendemos vestir, y hermosear nuestra alma, para que sea agradable
a Dios: porque unas están en nuestra mano, que son aquellos, en que nuestro
Padre Celestial nos tiene prometida su graçia, y ayuda para que con ella esté
en nuestra libertad alcançarlos, y el vestirnos y adornarnos con ellos; deste
genero son todas aquellas cosas sobrenaturales, y dibinas, que se pueden
grangear con la gracia dibina, y nuestra yndustria, y operaçion, quales son
todos los exerçiçios, y actos de las virtudes, la mortificaçion, y la oraçion,
que llamamos adquicita, que es la que todos
pueden tener. Todas estas cosas, así el
alcançarlas, cómo el conserbarlas caen debaxo de reglas y -[f.11v]
enseñanza, y para aprobechar más en ellas ayuda mucho nuestra industria, y
trabaxo, y no solo en estas los santos han dado documientos, y preceptos de
enseñanza, pero el mismo Xristo, nuestro Señor, los dio muy en particular de la
oración enseñandonos unas bezes que oremos en secreto (Cf. Mt 6), otras, que no
hablamos mucho, quando oremos (Cf. Mt 6), y finalmente pidiendole sus diçipulos
a este divino Maestro los enseñase a orar, no les responde, que se dexen de
reglas, que el Espíritu Santo les enseñara, sino antes les instruye en el modo,
y forma, que an de tener de orar, dándoles para esto, como para dechado, la
oraçion del Padre nuestro. Pues, supuesto esto, quién se atreberá a
dezir, que son superfluas las reglas, y documentos en materia de oraçion,
porque, como la oraçion sea virtud moral, y dependa de tantas circunstançias,
quien duda, sino que ayuda mucho el saber como se ha de exercitar cada una
dellas para sacar más fruto de la oraçion, y así para el amor carnal, y torpe,
siendo una cosa, que para alcanzarla no es menester más, que no tirarle del
freno a la naturaleza, para mejor perfeçion suya [f. 12r] invetaron
los hombres reglas, y arte ynfernal, para el amor divino, y los demás
exerçiçios de las virtudes (que por la ynfecçion del pecado son tan contrarias
a nuestra naturaleza), no es mucho demos documentos y reglas.
Otros dones y joyas ay, con que el esposo celestial adorna las
almas de los justos, los quales él ynfunde y comunica a quien es serbido, y
para alcanzar estos no hay regla, ni dispoçiçion, que sea sufiçiente, porque
aunque es verdad, que lo suele Dios dar a los humildes y mortificados, pero no
siempre, porque bien puede ser una alma muy humilde, y muy santa sin tener don
de oraçion, y otros sobre naturales, y dibinos, porque la santidad no está en
tener más destos dones. Y aunque el uso perfecto dellos ayuda mucho a la
charidad, sino en tener más perfecta charidad, humildad, paçiençia, y en
conformarse más con la vida de Jesuxpo, y sus evangelios, estos extraordinarios
dones y fabores, aunque se reçiben y dan sobre toda regla, pero la perfeçion y
uso dellos, para no perderlos, y a Dios juntamente con ellos, está suxeta a las
reglas que la [f. 12v] Escritura Sagrada y los Santos han enseñado,
que son de las, que nosotros, con el fabor dibino trataremos, declarando el
modo, que Dios tiene de hordinario de llebar, y encaminar las almas, hasta
subirlas, y llegarlas a lo más alto de la perfeçion de la vida christiana, y
suxetandonos en todo, y en parte no solo a la dotrina, que nuestra santa madre,
la Ygleçia, enseña, que es la verdadera y catolica, y la contraria a error, y
engaño, sino también a la correcçion del menor, que este libro leyere.
Tabla de los capítulos que se contienen en los tres libros del Camino espiritual de oraçión y contemplaçión
Libro primero, que trata de la oración mental, y sus partes
Cap. Primero dónde brevemente se
trata quan grandes sean los provechos de la oración mental – pag. 18
Cap. 2. Qué cosa sea oraçión
mental – pag. 21
Cap. 3. Quales sean las partes
de la oración – pag. 31
Cap. 4. De las condiçiones, y
çircustançias, que ha de tener nuestra oraçión para que sea açepta a Dios:
dónde se trata de las cosas, y modo, con que habemos de pedir – pag. 40
Cap. 5. Cómo ayuda muchp para
alcançar eficazmente lo que pedimos la mortificaçión interior y exterior,
penitencia, y aspereza – pag. 52.
Cap. 6. El fin de la oraçión
mental es la unión con Dios, el cumplimiento de sus mandamientos, y exerçiçio
de [f. 13r] virtudes, y mortificación –pag. 55.
Cap. 7. Qual sea la materia de
la oraçión mental, dónde se ponen algunos remedios para tener materia, para
perseberar en la oración – pag. 60
Cap. 8. De las cosas, que ayudan,
e ympiden a la oraçion: dónde se trata de la mortificaçion – pag. 72.
Libro 2º de las tres vías: purgativa, illuminativa, y unitiva – pag. 73
Cap. 1. Como todos los caminos
de oraçion conbenientemente se reduzen a tres estados, que son de los que
comiençan, aprobechan, y son ya perfectos – pag. 73.
Cap. 2. Dónde se trata en
genreal de las tres vías: purgativa, illuminativa, y unitiba, que pertenecen a
los tres estados de prinçipiantes, aprobechados, y perfectos – pag. 77.
Cap. 3. Dónde se tocan hotras
cosas generalmente perteneçientes a estas tres vías, con que se entenderá mexor
los exerçiçios proprios de cada una – pag. 82.
Cap. 4. De las barias y
dibersas vocaçiones, que Dios usa con los pecadores: dónde se ponen dos [f. 14r]
reglas para la vía purgatiba – pag. 86.30
Cap. 5. Dónde se trata de la
primera parte y exerçiçio principal de la vía Purgatiba – pag. 92
Cap. 6. Del dolor y contriçión
verdadera de los pecados – pag. 96
Cap. 7. Del conoçimiento y
aborrecimiento de sí mismo – pag. 100
Cap. 8. De la confianza, que se
ha de tener en la divina misericordia, y como ha de andar junta con el temor de
Dios – pag. 103
Cap. 9. Quál haya de ser la
oraçion , y exerçiçio de virtudes en la vía Purgatiba –pag. 108.
Cap. 10. Quán neçesaria sea la
memoria de la paçión de Jesuchristo, nuestro Señor, para alcanzar la deboçión –
pag. 110.
Cap. 11. Cómo nos
compadeçeremos de Christo cruçificado por nuestro amor – pag. 115
Cap. 12. Dónde se pone una suma
de las cosas, que nos han de mober a compaçion de la vida de Xpo – pag. 120.
Cap. 13. De las señales, que
puede haber para entender quando está una alma sazonada para pasar de la vía
purgatiba a la ylluminativa – pag. 122.
Cap. 14. De las más ordinarias
y comunes tentaçiones de los que comiençan a serbir a Dios –pag. 124.
Cap. 15. De algunos avisos
probechosos para los, que [f. 14v] comiençan a serbir a Dios – pag.
129.
Cap. 16. Dónde se pone una breve
suma de lo más substançial, que se halla en la vía Purgativa – pag. 131.
2ª Parte del tratado
Cap. 17. Cómo la vía
ylluminatiba se ordena al conoçimiento de la verdad por medio de la meditaçión
y contemplaçión, y mortificaçión de pasçiones – pag. 133.
Cap. 18. Dónde se declara
quales son las passiones del alma y quan neçesçaria se la mortificaçión dellas
– pag. 135.
Cap. 19. Del modo y orden, que
havemos de tener en mortificar las passiones – pag. 138.
Cap. 20. Dónde se ponen en
particular las cosas, que havemos de mortificar – pag. 141.
Cap. 21. De la mortificaçión de
los pecados veniales – pag. 143.
Cap. 22. De los exerçoçios de
virtudes y recta yntençión, que ha de tener el que desea aprobechar – pag. 146.
Cap. 23. De la rectitud y
pureza de intençión, que abemos de tener en todos nuestros exerçiçios – pag.
149.
Cap. 24. Quán neçesaria sea la
meditaçión de la vida de Christo, dónde también se trata de la 2ª y 3ª parte de
la vía ylluminatiba, que es conoçimiento, y amor de Dios – pag. 150. [f. 15r]
Cap. 25. De algunos trabaxos, y
tentaçiones, que se ofreçen en la vía ylluminatiba – pag. 155.
Cap. 26. De las tentaçiones.
Que padezen de ordinario los que ban aprobechando – pag. 159.
Cap. 27. Dónde se pone una suma
de la ylluminativa – pag. 162.
Cap. 28. Qué señales an de
preçeder para que uno pueda pasar a los exerçiçios de la vía unitiba – pag.
163.
3ª parte deste tratado
Cap. 29. Cómo el principal
exerçiçio de la vía unitiba es unir el alma con Dios por amor, dónde también se
declara, que es amor, y unión – pag. 165.
Cap. 30. Del primer exerçiçio
de la vía unitiba, que es la perfecta mortificaçión, y exerçiçio de virtudes –
pag. 172.
Cap. 31. De la pureza de
oraçión, que se requiere para la unión con Dios– pag. 176.
Cap. 32. Dónde se comienza a
declarar dos caminos de luz y conoçimiento, así de fe, como de contemplaçión,
que son proprios desta via unitiva – pag. 179.
Cap. 33. Cómo el exerçiçio de
la fe viva es uno de los medios, que nos ayudan para la unión con Dios – pag.
183. [f. 15v]
Cap. 34. Dónde se prosigue más
en particular los exerçiçios y probechos de la fe viba, y los medios con que se
a de alcanzar – pag. 188.
Cap. 35. Cómo habemos de
caminar por fe viva y desnuda – pag. 192.
Cap. 36. Dónde se prosigue
estos dos medios de conoçimiento, que ay en la vía unitiba – pag. 196.
Cap. 37. Del terçero y más
proprio exerçiçio de la vía unitiba, que es el amor y los medios con que se a
de alcansa – pag. 187 [197]
Cap. 38. Dónde se prosiguen los
medios para perfeccionarse el alma en esta vía unitiba, dónde se trata del deso
vivo con Dios – pag. 201.
Cap. 39. Del amor unitibo, que
es el que más ayuda para alcansar esta vía – pag. 203.
Cap. 40. De las tentaçiones,
que más de ordinario suelen acaezer a los que han llegado a esta vía unitiva –
pag. 207.
Cap. 41. Dónde se pone una suma
de la vía unitiba – pag. 209.
Cap. 42. Dónde se pone un modo
para caminar siempre en todas estas tres vías por unos mismos exerçiçios – pag.
211 [f. 16r]
Libro 3º Qué cosa sea la contemplaçión y sus grados y espeçies
Cap. 1. Cómo el exerçiçio más
excelente y más provechoso de la criatura ^[en el margen] racional es la
contemplaçión y ^ de los diferentes caminos, que suele haber de oraçión en los
prinípiantes – pag. 215.
Cap. 2. Cómo la meditación se
ordena a la contemplaçión, y que esta es para para todos y de los probechos de
los que caminan por la contemplaçión – pag. 218.
Cap. 3. Qué cosa sea
contemplaçión – pag. 221.
Cap. 4. De dos maneras de
conoçimiento, que en esta vida [se ordena] pueden tener de Dios, en los quales se fundan
dos maneras de contemplaçión – pag. 224.
Cap. 5. De los varios y
differentes grados de la contemplaçión clara – pag. 225 et 227.
Cap. 6. De la segunda espeçie
de contemplaçión, que es la que se funda en el conoçimiento nagatibo, y obscuro
de Dios, dónde se ponen lo[s] grados desta contemplaçión – pag. 232.
Cap. 7. Qué cosa sea mística
Thología, y de los differentes nombres, que le dan los santos – pag. 235.
Cap. 8. Quál espeçie de
contemplaçión sea más perfecta – pag. 239.
Cap. 9. De los medios generales
con que más se dispone el alma para la contemplaçión, y de los ympedimentos
della – pag. 242.
Cap. 10. De los effectos de la
contemplaçión – pag. 264. [f. 16v]
Parte 2ª del libro 3º
Cap. 1. De las señales que podrá
haver para echar de ver quando está un alma saçonada para pasar a la
contemplaçión – pag. 251.
Cap. 2. Dónde se pone el grado
de contemplaçión, que cada uno a de elegir según el differente grado de oraçión
mental, en que se exeríta – pag. 254.
Cap. 3. De las cosas que ayudan
a la contemplación de Dios, o de los tributos y perfecçiones divinas, que es la
que llamamos contemplaçión positiva – pag. 257.
Cap. 4. De otros effectos, que
avemos de sacar de la contemplaçión [de la vida] – pag. 259
Cap. 5. De los varios effectos,
que avemos de sacar de la contemplaçión de la vida de Christo, nuestro Señor
–pag. 262.
Cap. 6. Dónde se ponen algunos
documentos para los que van por este camino de contemplaçión – pag. 264.
Cap. 7. En que se conoçerá que
un alma está dispuesta para subir de un grado de contemplaçión a otro más alto
– pag. 266.
Cap. 8. Quién son los que son
aptos para la contemplaçión, obscura, y mística Thología, dónde también se pone
una suma de lo que se a de tratar açerca desta contemplaçión – pag. 269. [f. 17r]
Cap. 9. Cómo el alma se a de
desnudar, y purgar de las operaçiones, así de los sentidos exteriores, como
ynteriores – pag. 271.
Cap.10. Cómo se ha de desnudar
y purgar el entendimiento de todas las operaçiones naturales y sobre naturales
– pag. 272.
Cap. 11. Cómo el entendimiento
desnudo a de caminar por viva fe en esta contemplaçión de mística Thología, y
qué sea lo que llamamos notiçia general, y confusa de Dios – pag. 277.
Cap. 12. Dónde se trata de la
purgaçión de la memoria y voluntad – pag. 279.
Cap. 13. Cómo el exerçiçio de
las tres virtudes Theologales ayuda para esta contemplaçión de mística
Theología – pag. 284.
Cap. 14. Quando havemos de
subir de un grado de contemplaçión de mística Theología a otro más perfecto –
pag. 287.
Cap. 15. Del modo de creçer en
esta contemplaçión mediante el exerçiçio de las virtudes – pag. 290.
Capítulo 33. Cómo el exerçiçio [f. 182v] de la fe viva es uno de los medios, que nos ayudan para la unión con Dios
Entre las virtudes con que mas
el Christiano honrra a Dios es una la
fee, que es la puerta de la Christiana religion, y la luz para caminar el amino
del çielo, y assi como el hombre tiene dos potençias, que son las prinçipales
partes del alma, y las que le constituyen en ser de hombre (porque sin el uso y
exerçiçio dellas no lo fuera) que son el entendimiento, y la voluntad, asi crió
Dios dos virtudes, una que corresponde, y rreside en el entendimiento que es la
fee, y otra en la voluntad, quees la Charidad, las quales podemos deçir que
ambas junctas hacen y constituyen al hombre, en ser de Christiano la una que es
la fee dandole luz, y conoçimiento de todo lo que a de obrar, y el modo como lo
a de obrar, la otra amando, y poniendo en execussion lo que la fee enseña, y
asi son estas dos virtudes universales, la una abrasa todo lo que se obra, y
hace por Dios, que es la Charidad. La otra todo lo que se conoçe y sabe de
DiosÑ porque ninguna cosa conoçemos en este destierro de Dios, que sea sobre
natural y divina que no sea por medio de la virtud de la fee: pues mediante
esta virtud honrramos grandemente a Dios, primera[mera]mente, en
reconoçer que es un ser sobre todo ser natural, y que nosotros con la baxeza de
nuestros entendimientos, no le podemos dar un alcanse, por ser sobre todo lo
que podemos entender, y asi captivamos toda nuestra luz natural, y confessamos
por aquí la grandeza, immensidad, incomprehensibilidad de nuestro Dios, y
venimos desta manera a heçer sacrifiçio de nuestro entendimiento, y luz
natural.
Pero aunque por la fee el
hombre haçe este sacrifiçio con que honrra tanto a Dios, reçibe tambien el un
gran benefiçio, y merçed, que es en esta vida tener algun conoçimiento muy
çierto, aunque obscuro de las verdades tan altas y tan divinas, que los
bienaventurados veen, y lo que es mas que llega el hombre en este destierro
(donde toda nuestra luz es tinieblas) [f. 183r] a conoçer por la fee
de Dios todo lo que es, porque aunque este altísimo Señor es mas de lo que
entendemos y podemos rastrear, pero no es mas de lo que podemos creer y de lo
que la fee nos enseña. Porque si Dios es Trino y Uno, si Dios es inefable, y
incomprehensible, infinito, eterno, inaçesible, esso mesmo que es Dios, que yo
no puedo alcansar con mi entendimiento, todo esto, y todo lo que es mas Dios,
que yo no puedo entender, eso creo, y conosco por fee, donde se echa de ver la
exçelençia de la fee, que excede en este modo de entender a lo que los
bienaventurados conoçen, y comprehenden de Dios, pues llega a creer lo que
ellos no comprehenden: y assi viene a ser de parte de subjecto infinita, y a
competir con aquel acto de conoçer con que Dios se entiende, y comprehende, a
sí mismo, aunque con ynfinita distançia de perfecçion quanta va de creer que
Dios es yncomrehensible de toda criatura, y que el mesmo Dios solo se
comprehende, y entiende a sí mesmo, que es lo que la fee enseña a
comprehenderse, y entenderse asi, como Dios lo haçe.
No solo la fee nos da noticia
de Dios, de sus perfecçiones, y atributos, y de aquellos infinitos thesoros, y
riquezas que este gran Dios tiene, sino que tambien nos da un conoçimiento
práctico, siendo una como regla, y luz que nos endereça y guia para obrar bien,
en orden a la vida eterna, esta es la luz, que tenemos en esta peregrinaçion y
este sol a puesto Dios en este mundo interior, con el qual el que se alumbrare no podra errar el camino. Por donde es grande
lastima, y aun uno de los mayores castigos, q[ue] Dios permite en su Yglesia,
es que olbidadas y arrinconadas estas verdades de la fee, las quales son como
unas çentellas, que causan no solo luz sino fuego en ele alma, se anden los
hombres, y lo que mas es los espirituales a caça de conceptillos y
consideraçionillas, los quales en tanto son de probecho en quanto son medio para
aviavar [f. 183v] al alma en las verdades de la fee, y arraygar la
mas en ellas? Apenas ay quien haga pie en estas verdades, tan inefables, tan
solidas y eternas: porque aunque ay muchos que se aprobechan de alguna dellas,
pero mas las miran como consideraciones, y verdades, que como verdades de fee,
esto es con ponderaçion de verdades çiertas, eternas, y inefables; y como
verdades echas en el mismo Dios, y dichas por Voca de la suma Verdad: porque va
grande diferençia (como adelante diremos) de mirar una cosa parando solamente
en esto de que es verdad, a mirarla como verdad inefable de fee, y dicha por el
mismo Dios, y haçe tanta ventaja el considerar la verdad desta maner, asi para
adquirir el entendimiento luz de verdades vivas, y eternas, como para ençender,
y mober, la voluntad, quanta haçe la fee, a la luz de su verdad, a las demas
verdades, que no se entienden ni conoçen como de fee.
De aquí naçen dos experiençias
que cada día vemos en las personas espirituales: la Primera que encontramos
algunas veçes personas simples, de poco talento y discurso, para
consideraçiones, y conçeptos, tan desengañadas, tan asentadas en las verdades,
tan puestas en lo que la fee enseña, tan firmes en la virtud, tan constantes en
la mortificaçion, que admira y espanta, y por otra parte vemos personas que se
preçian de espirituales, de buenas letras, y discurso, de muchos años de
oraçion, y trato con Dios, gente que toda la vida pareçe que andan junctando
consideraçiones, raçones, medios y motibos para adquirir virtudes, y acabo de
muchos anos no pareçen tener echo asiento ni viva ponderaçion de una verdad, y
teniendo echa una grande alforxa de razones, la tiene vaçia de luz de verdades
solidas, y apenas tiene digerida, ni penetrada, ni ponderada una verdad de la
fee, y assi estan tan flacos y inconstantes en la virtud, tan desaprobechados
en la oraçion, y lo que mas es tan engañados en ella, que entonces piensan que
la an tenido, quando mas an discurrido, y estudiado, pues assi de la una [f. 184r]
como de la otra experiençia, yo no hallo otra raiz ni raçon mas prinçipal, que
el haver entrado unos por las verdades de la fee y aberse aprobechado desta luz
que el Señor ynfundió en nuestra alma, para alumbrar el entendimiento, y
enénder la voluntad, y enfin haver entrado por la puerta: y los otros haver
querido haçer piernas en sus consideraçiones, y haverse querido aprobechar mas
de la luz natural del entendimiento, la qual es muy desproporçionada para
ençender la voluntad en amor, que de la luz sobrenatural de la fee que es el medio
principalissimo, y eficassimo, para adquirir la Charidad, y amor de Dios.
No pretendemos quitar las
consideraçiones, ni meditaçiones sanctas, las quales son de grande utilidad, y
probecho, sola es nuesta yntençion advertir dos cosas: la Primera que todas
estas consideraçiones vayan endereçadas a despertar, y avivar mas la fee, de
suerte, q[ue] vayan entrando y arraygando mas al almaen estas verdades
ynefables, y çiertas; La 2ª cosa es que las almas que an llegado ya a la via
unitiva, si quieren en breve tiempo aprobechar mucho, se exerçitan, no ya tanto
en consideraçiones, aunque estas en algunos tiempos, particularmente quando ay
sequedades, nos hemos de aprobechar dellas, y de todo aquello que nos puede
aydar, a despertar la fee, quanto en estas verdades de fee, procurando en todas
las obras, y ocasiones aprobecharse de la luz de la fee, tomandola por
ynstrumento prinçipal para mober y despertar la voluntad al cumplimiento de la
voluntad divina, esto es lo que el Espiritu Santo alaba del varon justo por el
Propheta Abachu quando [Abachu c. 2] dice que el Justo vive, y se mantiene de
la fee, porque assi como el, que tiene un ofiçio se dice, que vive del, porque
del se sustenta, y con el pasa la vida, assi el afiçio de justo, y varon
perfecto, y el exerçicio de que [f. 184v]
a de vivir y sustentarse en sus neçesidades, en sus tribulaçiones, en las
prosperidades, y adversidades, a de ser esta viva fee y palabra de Dios,
informada con la Charidad, y aviviada con la consideraçion de esta fee viva. De
esta fee viva abla S. Pablo donde pondera harto su eficasia, y viveza: viva es
– diçe el Apostol – la palabra de Dios y mas eficaz y aguda, que si fuera
cuchillo de dos filos, para dividi el espiritu del alma (esto espara haçer que
el espiritu dexado todo lo terreno, y animal se levantase a Dios) pues que mas
claro podia deçir el Apostol la eficacia, y fuerça de la fee viva con la qual
se cree inefablemete la palabra de Dios, y mediante ella obra, porque si no
ubira fee, la palabra de Dios no hobrara, la fee viva es la que le da vida, y
la que haçe tan eficas, para que tenga tan marabillosos efectos.
Tres maneras de fee se hallan
en el varon christiano, la una es ynforme que es lo mismo que la fee muerta,
porq[ue] esta sin la vida de la graçia, y Charidad, qual tienen los pecadores,
los quales asi viven como si no creyesen: otra es fee ynformada con charidad,
esto es fee con vida, porq[ue] la charidad
(como diçen los theologos) es el alma y vida de ñas demas virtudes. Esta
fee tiene todos los justos que estan en graçia. Otra manera de fee es quando la
fee actualmente se exerçita, en las cosas, y ocasiones que se ofreçen, y esta
llamamos fee avivada, o actuada, que no
es otra cosa sino un uso, y exerçiçio, con que avivamos el habito de la fee, y
con el nos aprobechamos creyendo y ponderando la palabra de Dios, que la
Sagrada Escritura y la Sancta Yglesia nos propone, para obra la mas facilmente:
y asi no solo se llama viva, sino avivada, como quando se atiza, y aviva la
lumbre, que aunque esta ella viva, pero soplandola, y quitando laçeniza poçima,
queda mas viva y ençendida. Pues esta fee avivada no es otra cosa mas que una
actual advertençia y ponderaçion de la verdad de la fee en todas las obras
u¡que haçemos, com si manda un prelado a un subdit una cosa, [f. 185r]
el avivar y actuar la fee es aprobecharse luego de la luz de la fee misma,
aplicandola a este acto particular de obediençia, mirando qual la fee enseña
que el Prelado esta en lugar de Dios, y que el que obedeçe a él, obedeçe a
Dios. Lo mesmo es quando a un hombre se le ofreçe un deleyte y gusto ylliçito,
y prohibido por la ley de Dios, y para no admitirle se aprobecha de la luz de
la fee, considerando que la verdad inefable de la fee nos diçe se aquello malo
y que debajo del deleyte esta la ponçoña, como debaxo del çebo el ançuelo, y
que no ay bocado que no se pague con acote de fuego eterno, y perdurable.
Este exerçicio de la virtud de
la fee, ponderando la verdad della es (como apuncta el Apostol) el medio mas
eficas que puede haver para mober la voluntad, porque todas las raçones que
haçe el entendimiento, todas van ordenadas para hacer ponderaçion de la verdad,
para que con esta ponderaçion y pesso, mueva y atrayga a la voluntad, a que
abrase, y siga, lo que el entendimiento le persuade. Por donde quanto fuere
mayor la certidumbre de la verdad que el entendimiento propone, tanto a de ser
neçesariamente mayor la fuerça, y pesso para vendir a la voluntad, y lebatarla
arriba: pues veamos agora que tiene que ver lo que nuestras raçoncillas, y
discursos alcansan, de verdad, o, que comparaçion tiene lo que a fuerça de
brasos va sacando la razon de prinçipio en prinçipio, y de conclusio en
conclusion, con las verdades que la fee llana y sencillamente nos propone? Que
tiene que ver la fuerça de la verdad naçida de la raçon con ña verdad naçida de
Dios? Que tien que ver el proponer a la voluntad una cosa como verdad natural,
a proponersela como verdad sobrenatural infalible; que essu ynfalibilidad
compite con el mismo Dios? Que tiene que ver una razon muerta con una fee viva?
Verdaderamente ay tanta distançia de uno a otro, mucha mas que la ay para
moberse un hombre del oyr una cosa a verla: porque si bien lo miramos viva fee
no es otran cosa sino creer de [f. 185v] de tal manera las cosas
divinas como si las viesemos, y assi alabando S. Pablo la fee de Moysen
escribiendo a los Hebreos en el c. 11 dixo, invisibilem tanquam videns
sustinebat, como si dixera tenia tan viva la fee Moysen para con Dios, que
aunque Dios es invisible, el le obedeçia como si lo viera con los ojos
corporales.
Este mirar a Dios tan vivamente
con los ojos de fee, es lo mesmo que lo
que la Sagrada escritura alaba en los varones justos y perfectos que andan
delante de Dios; y assi dixo Dios a Abraham ambula coram me et esto perfectus:
anda delante de mi presencia, y seras perfecto, y el mismo Abraham hablando con
su criado le diçe: el Señor en cuya presencia ando, enviará un ángel, y
endereçara mi camino. Llena esta la escritura sagrada de promesas particulares,
con condiçion que ellos anduviesen delante de Dios en verdad, donde por andar
delante de Dios en verdad no es otra cosa sino andar con los ojos de la fee
mirando a Dios, y sus mandamientos, para cumplir su sanctisima voluntad, como
si le vieran con los hojos corporales, y temiendo, y estimando por estimado por
mentira todo lo que la fee reprueba, como son los deleytes, riqueças, y
consuelos desta vida, y esto es andar en presencia de Dios, en verdad, y en
fee, como lo hiçieron los SAnctos, y esto fue lo que Christo quiso decir a la
Samaritana que havia venido tiempo en que los verdaderos oradores no tendrán
necesidad de yr al templo, de Hierusalem, para hallar a Dios, y hacerle
horaçion: porque havian de adorarle en espíritu, y verdad, esto es en fee la
qual para ver y hallar a Dios, no tiene neçessidad de lugar determinado: porque
en todas las partes levee y le mira, y anda en presençia suya.
Semejante a esta fee viva es la
que vienen alcanzar los que se exercitan en este camino si los vieran, y asi en
oyendo decir que Dios es infinitamente amable se les ofrece en Dios (como si lo
vieran) un infinito monton de [f. 186r] bienes en donde halla la
bondad, hermosura, deleyte, riqueza, y perfecçion infinita: en representándoles
la gloria la miran con tanta viveza que pareçe veen a los Angeles, y bienaventurados
gosando, y anejados en aquellas deleytes de suavidad eterna, y por el
contrario, mirando el infierno con estos ojos de fee, no pareçe sino que miran
con los corporales, aquella confusión, aquel fuego, aquella gritería, aquellos
gemidos, y tormentos eternos, y finalmente se representan las cosas con esta
viva fee tan çiertas, y infalibles como si las vieran presentes, y esta es la
causa que estas verdades eternas como se representan tan vivamente al alma, la
mueven con grande eficacia, a que abrase lo que la fee enseña.
De esta fee estaba adornado
aquel Sancto obispo de quien se escribe, que estando en el concilio Niçeno,
donde se hallaron trescientos y diez y ocho obispos, queriendo muchos dellos
convencer unos philosophos para que creyesen el misterio de la encarnaçion, y
no saliendo en su yntento, llegó entonzes S. Espiridion que era obispo sancto
que deçimos hombre sin letras, pero adornado de grande y viva fee, y dixo a un
philosopho: tu no crees que Dios se hiço hombre, esto no crees? No dixo mas
palabras, ni raçones, pero estas solas bastaron para que e philosopho creyese,
que como el obispo estaba tan movido, y entrando en la verdad de la fee, como
quien vee una cosa que está presente, y clara a todos, a otro que teniéndola
delante no la vee, le suele decir (no sin admiraçion, y espanto) esto no veys?
Assi lo hiço con los philosophos, y de la luz, y viveza que tenia de la fee,
fue el Señor servido que se les comunicase, y creyesen. Del Sancto fray Gil
compañero del glorioso s. Fran[cis]co se escribe en las chronicas de su orden,
que oyendo decir una vez el credo dixo a grandes voçes: no digo creo, sino veo!
Tal era la viveza que tenia de fee. En esta fue tan excelente nuestra Sancta
madre Teresa de Jesus, que algunas veçes solia decir, que no tenia envidia a
los que en esta habían visto con los [f. 186v] ojos corporales a Christo
nuestro redemptor, porque con los ojos, de la fee, le veya ella tan presente en
el Sanctisimo Sacramento, que no hechava menos, ni le haçia falta para su
consuelo el no haverle visto con los hojos de carne.
Y Finalmente si bien lo
consideramos, hallaremos que Christo nuestro redemptor no vino tanto a enseñar
a nuestro entendimiento raçones, quanto fee viva, con la qual abrasaçemos
simplemente su evangelio, y doctrina, y assi vemos que todos quantos tratan a
Christo les ponía fee, y quando a este Señor le preguntavan algo, luego
respondia, con lugares y testimonios de la escritura, como quando llegó el
tentador de la ley a preguntarle que haría para alcanzar el Reyo de Dios,
responde el Señor, que es lo que esta escrito en la ley: como si dixera que es
lo que hos enseña vuestra fee: pues haz est y vivras, y en otra parte dixo a
sus disçipulos: rebolbete y mirad lo que diçen las escrituras, que son la
fuente viva y clara de la fee.
Por
tanto si queremos aprovechar en este camino, que es admirable, y divino,
havemos de haçer como aquella buena mujer evangelica, que habiendo perdido
aquella piedra preçiosa ençendio luego la luz para buscarla: es pues necesario
que nosotros ençendamos esta antorcha de la fee, y la pongamos en las manos, y
busquemos la graçia y virtudes, que por el pecado havemos perdido: y como
quando la justçia ronda en una noche obscura a cada uno que encuentra, sacal la
linternilla, o luz que lleva secreta para saber quien es, y muchas veçes el que
en el habito exterior pareçe algún hombre desechado, mirándolo a la luz, suele
ser alguna persona grabe, y de quenta: y al contrario, quando piensa que a
topado con algún hombre de prendas, y de importancia, llegando a la luz, halla
que es alqun lacayo o otra persona semejante: desta manera havemos de usar de
la luz de la fee en las tinieblas desta vida, procurando traherla siempre en la
mano, llegando con su luz como con una piedra toque, a reconocer, y examina[r]
quan-[f.187r]-tos pensamientos se nos ofreçen: pongamos un exemplo.
Ofreçeseos un pensamiento de honrra diçiendoos que será bien que os esttymeys,
que teneys partes para pretender esto o lo otro, entonçes llegays con la luz de
la fee, y con ella como veys, que toda la gloria deste mundo es usura, y
estiércol: llega otro de deleyte, o de riqueças, poneysle la luz en la cara, y
quitándole el rebobo, y la mascara a este pensamiento, veys que no es otra cosa
sino una inmundicia, y suçiedad, y que toda carne es heno, y que la riqueças, y
bienes temporales desta vida son mas espinas, que punçan, que bienes para dar
contento, y regalo: y por el contrario – ofreçesele a uno un menospreçio, una
tribulaçion, o trabajo, aplica la luz de la fee y de la verdad, con la wual
echa de ver, que es gran bienaventurança el ser menospreçiado, y olvidado de
los hombres, y que la Cruz y trabajos son los medios, y camino real del çielo,
viendo esto con los ojos de la fee, no dexa uno
perder la ocasión del trabajo, y confusión, sino antes como diestro artífice,
que conoce la fineça de las piedras, entrarla dentro de casa y recibila los
brasos abiertos. Esto es pues avivar la fee, y con su luz quitando el reboso, y
la mascara a todas las cosas que se nos ofreçen en esta vida, y descubriéndoles
la cara que tienen, y lo que son, en los ojos de Dios, y haciendo el caso de
las cosas del mundo, como quien vive en otra región, del todo contraria a esta,
donde las cosas se miran con diferentes ojos, y se pasan con diferente passo, y
se estiman, y compran con diferente preçio donde la honrra es vanidad, y baxeza, la desonrra –
gloria, el deleyte estiércol, el tormento, y tribulaçion regalo, las riqueças
enbaraço, y carga, la pobreza alivio, y descanso, y finalmente en esta
espiritual región donde la fee juzga las
cosas como en sí son, y no conforme a la opinión vana, çiega, y engañosa del
mundo [f.187v]
[1] [f. 1v] Nota explicativa en la parte interior de la portada: El
Autor deste Libro es el muy Rdo Padre Joseph del Espiritu Sancto Portuges que
ha escrito también la Cadena Mística Carmelitana imprimida en Madrid el año
1678 y este manuscrito nunca estado imprimido.
[2] Nota al pié de página: Escrita por el muy Rdo Padre Joseph del
espiritu Sancto Carmelita Descalzo Portuges.
[3] Ojo!- la quaestio mystica incipiente.
[4] Escribe Jesuxpo.
[5] Lc
[6] Pseudo Dionisio Areopagita, Teología mística.
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